"Mi tiempo artístico tiene un límite"
El mote de Kevin De-Kline (Kevin No acepto) es uno de los más populares en Hollywood, una forma de recordar las reticencias de un actor conocido por rechazar más papeles que los que acepta. Quizá por ello Kevin Kline no es una estrella pero su nombre genera respeto. Este graduado en la Escuela de Artes de Julliard se lo ganó desde su primera aparición en cine con La decisión de Sophie y ha sabido mantener el listón con filmes como Reencuentro, Silverado, La tormenta de hielo o Un pez llamado Wanda, película con la que consiguió el Oscar como mejor actor secundario. También cuenta con dos premios Tony por sus trabajos en Pirates of Penzane y On the twentieth century en el teatro, un medio que frecuenta tanto como las pantallas. Por eso, no es sorpresa escuchar una vez más el nombre de Kline como posible candidato al Oscar por De-Lovely, un retrato musical del genial Cole Porter donde el actor estadounidense, casado con Phoebe Cates y padre de dos hijos, interpreta al compositor de Begin the beguine, entre otras. El filme, realizado por Irwin Winkler, se estrena hoy en España.
"Cole Porter era como Leonardo o Mozart, una persona llena de maravillosas contradicciones"
"El filme, aunque no es carnal, no deja dudas sobre la homosexualidad de Cole Porter"
"Conocía la fantástica voz de Alanis Morissette, pero nunca la había escuchado en algo similar"
Pregunta. Usted ya sabe lo que son los premios. ¿Le hace esto aún más reticente a la hora de escoger un papel?
Respuesta. Más que los premios, es la edad. A los 56 años creo que me doy perfecta cuenta de que el tiempo artístico que me queda tiene un límite y no quiero desperdiciarlo en cualquier cosa.
P. ¿Qué le interesó tanto como para hacer un musical de la vida de Cole Porter?
R. Su música habla directamente al corazón. Es la forma más pura de expresión. Una música que expresa mucho más de lo que son capaces las palabras. Y con él ocurre lo mismo que con esos grandes hombres como Napoleón, Leonardo, Mozart o Shakespeare: que a lo largo de la historia nos han hablado con sus acciones. Es una persona llena de maravillosas contradicciones.
P. ¿Fue suya la idea de llevar la vida de Cole Porter a la pantalla?
R. Mientras trabajaba con Irwin Winkler en La casa de mi vida, me preguntó qué sabía de la vida de Porter y le comenté que conocía sus musicales y sabía lo del accidente de equitación pero poco más. Un año más tarde me dijo que se había decidido a dirigir una película sobre Cole Porter y quería que yo interpretara el papel.
P. ¿Tuvo alguna duda cuando supo que cantaría con algunos de los nombres más conocidos de la música actual como Alanis Morissette o Sheryl Crowe?
R. La primera en firmar fue Alanis Morissette y claro que pregunté si sabía cantar con el estilo de Cole Porter. Sabía que tenía una voz fantástica pero nunca la había escuchado en algo similar. Para mi sorpresa, me dijo que era una amante de Porter y mis dudas se acabaron en cuanto la escuché cantar. Fue una sorpresa maravillosa. Como cuando Ivan Reitman me dijo que quería utilizar periodistas de verdad para arropar mi papel de presidente en Dave, presidente por un día. Lo consideré una distracción, pero también me equivoqué.
P. Hay quien critica De-Lovely como un producto más de la moda musical tras el éxito de Moulin Rouge o Chicago.
R. El hecho de que contemos con cantantes contemporáneos nos gana una audiencia más joven aunque llevamos tantos años de rock & roll que, en mi opinión, también nos tenemos que ganar a los padres. Ponerte a cantar en medio de una escena es extraño pero en este caso el centro de la escena es precisamente la música de Porter.
P. ¿Por qué prefirió cantar con sonido directo mientras actuaba?
R. Está claro que no soy un cantante pero, como me recordaba Irwin Winkler, por muy mal que lo hiciera nunca podría cantar tan mal como Cole Porter. Si hubiera grabado las canciones me habría pasado tres meses de play back desaprovechando esos maravillosos accidentes de rodaje que te dan un sonido más directo, más inmediato.
P. A diferencia de Noche y día, la anterior biografía de Cole Porter que interpretó Cary Grant en 1946, De-Lovely no deja dudas sobre la homosexualidad del compositor.
R. No, nunca. El filme es una meditación sobre la naturaleza del amor. Y sus fiestas con los chicos del coro eran de todos conocidas. Como su amor por Linda (Porter). Llámale amor o devoción. No hay necesidad de hablar de sexo. Viendo imágenes de Ronald y Nancy Reagan, no creo que sus últimos 20 o 30 años de matrimonio tuvieran que ver con el sexo. Es algo más. Amor, devoción, entrega, respeto y amistad, así que preferimos contar la historia en varios niveles y no sólo su homosexualidad.
P. ¿Pero hubo algún tipo de freno en esta época de marcados valores morales?
R. Irwin dejó claro que quería algo menos carnal. Recuerdo que en una proyección de In & out hubo un espectador que se levantó gritando: "¡Paren esta locura!". Pero estábamos hablando de un beso profundo, con mis piernas alrededor de la cintura de Tom Selleck, algo que la gente no tiene mucho estómago para digerir en la pantalla ni tan siquiera entre un hombre y una mujer.
P. En su caso nunca ha ocultado la importancia que tiene su familia en su vida.
R. Supongo que en parte es la sorpresa de tener que reconciliar dos vidas, la que tienes como artista, obsesivo, narcisista, ególatra, y la que llevas como un padre de familia normal. Chéjov siempre dijo que la cuna en el pasillo es el enemigo del arte, y siempre admiré a Katharine Hepburn por tener el valor de reconocer que no tenía tiempo para niños o marido. Pero también me asombró alguien como Meryl Streep. Al conocerla en La decisión de Sophie me la imaginaba practicando su acento polaco hasta en sueños. Era mi primera película y pensaba que había que mantener el personaje las 24 horas del día. Y lo que Meryl hacía era volver a su casa todas las noches para preparar la cena a sus hijos y meterlos en la cama.
Babelia
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