Los increíbles poderes de la superheroína Elastigirl
CORREN TIEMPOS DIFÍCILES para el surtido elenco de superhéroes: los gobiernos de todo el planeta, hartos de su creciente protagonismo, los han convertido en proscritos. En el más absoluto anonimato, ocultos de la mirada inquisidora de la sociedad bajo nuevas identidades, desempeñan los más variopintos oficios, malviviendo con hastío y desidia, esperando tiempos mejores. Éste es el caso de Mr. Increíble, o si lo prefieren, Bob Parr, uno de tantos superhéroes en paro, felizmente casado con Helen Parr (otrora Elastigirl) y padre de tres hermosos retoños: Dash (el niño hiperveloz), Violeta (la adolescente invisible) y el pequeño Jack Jack. Los Parr llevan una tan apacible como anodina existencia, hasta que una misteriosa llamada devuelve a Mr. Increíble a la acción, o acaso, a la esencia de la vida...
El argumento pertenece a Los Increíbles (2004), entretenidísima nueva entrega de la factoría Pixar, que tanto éxito obtuviera con filmes de animación de la talla de Toy Story, Monstruos S.A. o Buscando a Nemo. Acción a raudales y un fino humor (dirigido más a adultos que a niños) hacen de esta joya de la animación un magnífico vehículo para el entretenimiento colectivo. En esta columna, y más a modo de pequeño homenaje que de crítica, nos centraremos en los curiosos superpoderes que exhibe la protagonista femenina, Elastigirl (émula de otro superhéroe clásico, Reed Richards, el elástico paladín de Los Cuatro Fantásticos), capaz de estirar su anatomía hasta límites insospechados. O incluso más allá...
Los sólidos responden de forma desigual a la acción de fuerzas que tienden a alargarlos, estirarlos, comprimirlos, cortarlos, estrujarlos (u otros ...los), o en pocas palabras, a alterar su forma original. En los llamados sólidos elásticos, y bajo tensiones moderadas, los objetos suelen deformarse proporcionalmente a la fuerza aplicada (ley de Hooke), de forma que al cesar las fuerzas aplicadas, recuperan su aspecto original. Existe una fuerza máxima (el denominado límite elástico), característica de cada material, a partir de la cual, el objeto deja de recuperar la forma original (histéresis). Finalmente, y para tensiones todavía mayores, el cuerpo puede llegar a romperse (punto de rotura).
Las extraordinarias deformaciones que sufre la vistosa Elastigirl (capaz de mutar su cuerpo en un verdadero paracaídas para evitar una muerte segura, o de estirarse espectacularmente al pasar la aspiradora para llegar hasta los rincones difíciles) se nos antojan mucho más allá de los límites elásticos aceptables para el cuerpo humano. ¿O no? Dicho sea de paso, estamos ante un caso verdaderamente excepcional, dado que es su propia voluntad (y no la acción de fuerzas externas) la causante de la deformación (¿parte de su dotación de poderes como todo superhéroe que se precie?).
En la teoría clásica sobre elasticidad, los materiales suelen clasificarse mediante diversas magnitudes físicas a tenor de su respuesta a fuerzas de diversa índole. Así, se habla de deformación al cociente entre la variación de longitud de un cuerpo, debida a la acción de una fuerza tensora, y su longitud original. Otro concepto de uso común es la denominada tensión de tracción, cociente entre la fuerza aplicada y el área de la sección recta de un cuerpo. El cociente entre ambas magnitudes, tensión de tracción y deformación, se denomina módulo de Young (Y) y constituye un parámetro clave en la caracterización elástica de los materiales. Así, mientras el diamante presenta un módulo de Young de unos 1.000 gigapascales (GPa), metales como el cromo (280 GPa), el hierro (196 GPa), o el titanio (116 GPa) presentan valores más moderados.
Objetos verdaderamente elásticos como gomas, cauchos y similares presentan módulos de Young extraordinariamente pequeños, entre 0,01 y 0,1 GPa. Los tendones (0,5 Gpa) y el cartílago humanos (0,03 Gpa) muestran a las claras sus extraordinarias prestaciones elásticas. Pero, ¿qué sucede con los huesos? Por suerte o por desgracia, no son tan elásticos (entre 10 y 20 GPa).
O lo que es lo mismo: o bien Elastigirl posee huesos construidos con otro material o no saldría muy bien parada al intentar estirar sus brazos, piernas o tórax... Aunque claro, siempre le quedaría el consuelo de que otros superhéroes lo tienen todavía peor: ¿o es que acaso se imaginan a Lobezno, de los X-Men, con su endoesqueleto de adamantio o al Terminator modelo T-800 original, convertidos en espaguetis humanos? Increíble, dirían.
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