La ambición del ingeniero
Luis del Rivero, el hombre que ha sacudido el sector bancario, creó con dos compañeros la constructora Sacyr en 1986
"La construcción es la mayor generadora de nuevos ricos". La frase en boca de Luis del Rivero no se sabe bien si es un comentario sociológico o una autoafirmación. Y es que este murciano, de 55 años, como buen jugador de póquer, esconde siempre sus bazas. No pertenece a ninguna saga como las Koplowitz (FCC), los Entrecanales (Acciona) o los Del Pino (Ferrovial), que dominan el resto de las empresas del sector, y quizá por ello no le importe arriesgar más y jugar fuerte para alcanzar su meta.
En esa ausencia de pedigrí, su vocación de hombre hecho a sí mismo, su título de ingeniero de Caminos, sus antiguas vinculaciones políticas y su pasión futbolera se parece mucho a Florentino Pérez, el presidente de ACS y del Real Madrid, con quien comparte palco en el club de Chamartín, del que es vicepresidente.
Como todopoderoso que se precie, Del Rivero también tiene su propia historia de la servilleta, donde se supone que los próceres de los negocios en España diseñan las grandes operaciones. La historia del presidente de Sacyr cuenta que hace unos años escribió en una servilleta que quería adquirir Dragados, FCC, el BBV (antes de su fusión con Argentaria) y Vallehermoso. Por el momento, se ha quedado con la inmobiliaria que compró al Santander, que no es poco, si se tiene en cuenta además que en apenas un año unió al organigrama de Sacyr, la Empresa Nacional de Autopistas -privatizada por el PP- y Somague, la mayor constructora portuguesa.
Tras trabajar 12 años en Ferrovial, se independizó en 1986 de la empresa de la familia Del Pino para fundar Sacyr, junto a los también ingenieros José Manuel Loureda -a quien acaba de sustituir en la presidencia de la constructora- y a Manuel Manrique.
Como Florentino Pérez, sus antiguas vinculaciones políticas con la derecha no le impidieron manejarse en el terreno de las obras públicas y las concesiones de servicios, tanto bajo las administraciones socialistas como populares. De hecho, Sacyr tuvo un fuerte crecimiento con el PSOE. Ese maná público de hormigón y las ambiciosas adquisiciones han permitido que Sacyr se convierta en la quinta constructora española, con una facturación anual de más de 3.000 millones de euros.
A Del Rivero bien le pegaría el apodo de Cicerón del ladrillo porque, como al escritor romano, le apasiona la agricultura y la austeridad. Como hombre del campo, refuta a los que le achacan la abultada deuda que ha generado Sacyr bajo su gestión (casi 7.000 millones de euros): "Somos patrimonialistas", dice refiriéndose al patrimonio, fundamentalmente inmobiliario, por más de 12.500 millones de euros.
A Del Rivero le gusta jugar fuerte. Por eso incorporó al accionariado de Sacyr a los financieros Juan Abelló y Demetrio Carceller, también madridistas. Y también por eso no le tembló el pulso cuando despidió sin contemplaciones a toda la cúpula directiva de Vallehermoso, comenzando por José María Cuevas, el todopoderoso presidente de la CEOE, y el consejero delegado, Emilio Novela.
Su última apuesta es, sin duda, la más fuerte: el asalto al BBVA. No ha enseñado todas sus cartas, pero él asegura que no va de farol.
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