Diez años sin Antonio Carlos Jobim
Una grabación inédita recuerda el aniversario de la muerte del genio de la música popular
El avión que aterriza en Río de Janeiro lo hace en el aeropuerto internacional Antonio Carlos Jobim. Una placa lleva su nombre: "Homenaje de la nación brasileña al hombre que supo cantar la belleza de Río". A los 10 años de su muerte, se ha montado en la Terminal 2 una exposición que se convertirá en un museo con fotos, vídeos y canciones, y se publica una grabación inédita del autor de La chica de Ipanema y Aguas de março.
Es uno de los grandes compositores del siglo XX. Del nivel de Gershwin o Cole Porter
Murió el 8 de diciembre de 1994, tras una operación en un hospital de Nueva York, la ciudad desde la que su música encantó al mundo. Uno de los primeros ramos de flores que llegaron lo mandó su viejo amigo Sinatra, y el presidente Clinton se sumó al duelo. Jorge Amado escribió en un diario, "todos los brasileños estamos de luto: perdimos lo mejor que teníamos". Tom Jobim fue enterrado en el cementerio de San Juan Bautista, en el barrio carioca de Botafogo, después de ser velado en el Jardín Botánico, uno de sus lugares favoritos de Río. A Jobim le preocupaba la ecología cuando esa palabra ni se usaba. Todos los periódicos brasileños tenían su foto en portada. Los publicitarios se apuntaron al homenaje: la empresa estatal de carburantes pagó dos páginas enteras con las teclas de un piano y el nombre del compositor. Se decretaron tres días de luto oficial en la ciudad y el presidente de la República, Fernando Henrique Cardoso, dijo que Brasil se quedaba más triste.
Es uno de los grandes compositores de la música popular del siglo XX. Del nivel de Gershwin o Cole Porter. Y autor de Wave, Corcovado, Desafinado, Samba de una sola nota, Agua de beber, La chica de Ipanema, Dindí, Triste, Eu sei que vou te amar, Se todos fossem iguais a você, Aguas de março -que el crítico de jazz Leonard Feather consideró una de las 10 mejores de la historia- o Insensatez -la preferida de Pat Methe-ny-. Muchas con letra de Vinicius de Moraes, otras de Newton Mendonça, Dolores Duran o Chico Buarque. Las han grabado desde Stan Getz, Miles Davis, Frank Sinatra, Sarah Vaughan, Nat King Cole, Ella Fitzgerald, Errol Garner, Stéphane Grappelli, Dexter Gordon y Tete Montoliu hasta Françoise Hardy, Mina, Peggy Lee, Georges Moustaki, Los Machucambos, Perry Como, Carlos Berlanga, José Carreras o Ryuichi Sakamoto.
Canciones que se oyen en París, Tokio, Roma, Londres o Los Ángeles. Patrimonio de la humanidad. Leonard Feather escribió que "suelen mostrar una estructura complicadísima cuando las analizas, pero suenan increíblemente espontáneas y naturales...". Chico Buarque le saludó en una de sus composiciones: "Mi padre era paulista / mi abuelo, pernambucano / mi bisabuelo, minero / mi tatarabuelo, baiano / mi maestro soberano / fue Antonio Brasileiro". Según el compositor Guinga, Antonio Carlos Brasileiro de Almeida Jobim fue "una compensación para el pueblo brasileño, que sufre tantas cosas humillantes. ¡Produjimos un Jobim!, nos decíamos, y eso compensaba nuestra balanza con el mundo".
Acaba de publicarse el disco Antonio Carlos Jobim em Minas ao vivo, una grabación de 1981 en el Palacio de las Artes, de Belo Horizonte, con él sólo al piano -en ese estilo suyo económico y espacioso- y contando anécdotas. "Como si estuviese en casa, en la intimidad, hablando con nosotros", dice su viuda, Ana Lontra Jobim. Una reliquia que había permanecido en una cinta guardada en una estantería de la casa de Jobim sin que nadie se diera cuenta. Es el primer producto de la asociación entre la editora familiar, Jobim Music, y el sello Biscoito Fino.
Jobim Biscoito Fino tiene previsto comercializar un DVD con el recital que dio el 11 de septiembre de 1992 en el monasterio de los Jerónimos, en Lisboa. Están en marcha dos documentales, uno de Marco Altberg, basado en la biografía de la hermana de Jobim, Helena, Um homem iluminado, y otro que firmará Nelson Pereira dos Santos. Y dentro de dos años podrá verse en Broadway Orfeu da Conceição, la obra de teatro de Vinicius de Moraes, con música de Jobim, que se estrenó en 1956 y dio pie luego a la premiada película Orfeo negro.
En los últimos meses se ha lanzado una edición especial -digitalizada y remezclada con resultados espectaculares- de Elis e Tom, el clásico que grabaron, en 1974, Antonio Carlos Jobim y la añorada cantante Elis Regina, y se publicó Jobim sinfônico, concierto de la Sinfónica de São Paulo tocando los arreglos originales de Claus Ogerman, Nelson Riddle o Eumir Deodato.
En 1990, Ana Lontra Jobim logró por fin reunir toda la obra del maestro en una editora: Jobim Music. Y continúa con su labor de rescate de discos grabados en Estados Unidos y Brasil para Sony, Universal, Warner o BMG. Desde 1997 funciona el Instituto Antonio Carlos Jobim con el fin de conservar, catalogar, digitalizar y poner a disposición del público el acervo del compositor, además de incentivar proyectos de educación medioambiental para 600 escuelas de la red pública.
Con humor carioca, Jobim había confesado tenerle miedo a la muerte, pero no exageradamente. Sí le preocupaba que sus canciones circularan plagadas de errores y le dolía que pudieran quedar mal para siempre. Lo ha remediado el maravilloso Cancionero Jobim, que recoge sus partituras para piano revisadas por el propio Jobim y su hijo Paulo. "Siempre busqué la armonía, parece que intenté armonizar el mundo", decía. Sigue vivo en las canciones que nos dejó, pero el 8 de diciembre de 1994 Brasil y el mundo quedaron un poco más huérfanos.
Babelia
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