Amores que matan
Para la señora Adela Estévez (Opinión del Lector, 23 de diciembre de 2004), que debe de ser artista, que no torera, cualquier motivo debe de ser bueno para poner a parir a los funcionarios públicos, incluso cuando la tratan de maravilla.
Pues si es verdad que es un verdadero placer para ella darse un garbeo por las oficinas de la Tesorería de la Seguridad Social de la calle de Agustín de Foxá de Madrid (Sección de Toreros y Artistas) por lo bien que la atienden los funcionarios que allí trabajan, estos funcionarios no son sino la excepción a la regla; el resto es mala gente que, habiendo aprobado una oposición, se cree con derecho a todo, incluso a fastidiar y complicarle la vida al personal, poniéndolo a su servicio, que no al revés. En fin, señora Adela, hay amores que matan.
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