"Las más amables son las personas mayores"

El primer día que la mexicana Magda Muñoz llegó a Madrid tuvo una experiencia horrible: un taxista le cobró 206 euros por un trayecto entre el aeropuerto de Barajas y Moncloa. Ya han pasado cinco meses desde entonces, pero Magda no ha vuelto a coger un taxi, siempre se mueve en metro. Esta chica está en Madrid estudiando un doctorado de Matemáticas en la Universidad Complutense. Y vive en Hortaleza, en el barrio de La Piovera, la zona del distrito con un porcentaje más alto de población extranjera (2.400 personas, el 17,31 de los habitantes%).

"Me gusta el barrio, es tranquilo. Aunque también he notado que a veces la gente te mira raro porque eres inmigrante", cuenta la chica. Esta semana está feliz: su novio, Enrique González, ha venido a verla desde Murcia. Él también es mexicano. Los dos están becados gracias a un convenio entre la institución mexicana Conacit y la Fundación Carolina.

Magda paga 250 euros a una familia ecuatoriana por dormir en su casa, en su propia habitación. No quiere decir a cuánto asciende su beca. "Me da para vivir, sin grandes lujos. Apenas salgo de bares", explica. Ella y su novio alguna vez se han sentido rechazados por ser inmigrantes. "Alguna vez nos ha pasado que hemos preguntado en la calle por una dirección y la gente ni se ha parado. Pero también hay gente amable, sobre todo las personas mayores", subrayan. De momento, los dos lo tienen claro. En cuanto acaben su beca, el próximo verano, vuelven a México. "Allí queremos dedicarnos a la investigación; en España lo tendríamos muy difícil", concluyen.