"Tenemos una responsabilidad estética"
En contra del perfil del técnico de moda, el chileno Manuel Pellegrini, de 51 años, no es un obseso del fútbol, sino un humanista que estudia idiomas, se interesa por la música, la pintura y lee cinco libros a la vez: el último La sombra del viento. Ahora dirige al atractivo y brillante Villarreal.
Pregunta. ¿Cómo influyó su licenciatura en Ingeniería Civil en su carrera de entrenador?
Respuesta. Es una disciplina que ordena mucho la mente: me ayuda a pensar y a razonar de manera lógica. Me costó muchísimo acabarla, siete años, porque estudié en solitario, por la noche, mientras jugaba [14 años de central "rendidor" en el Universidad de Chile]. Del 86 al 94 hice algunos edificios, casas, un centro deportivo del que soy propietario...
"El entrenador que sólo sabe de fútbol tiene grandes lagunas para llegarle a un grupo de distinto pensamiento y maneras de ser"
P. ¿Y la vocación de técnico?
R. Tuve mucha influencia de un gran técnico chileno, Fernando Riera, que dirigió en los años 60 al Benfica de Eusebio. Hice un curso de la federación italiana y otro de la inglesa.
P. ¿Cómo ha evolucionado?
R. Mi estructura mental es racional, pero, en los últimos años, he tratado de hacerme más pasional y cuidar más la relación humana. Como jugador y al principio de técnico, fui muy exigente, física, táctica y técnicamente, con poca relación humana.
P. ¿Su cultura humanista?
R. El hecho de aprender algo me produce satisfacción. El entrenador que sólo sabe de fútbol tiene grandes lagunas para llegarle a un grupo de distinto pensamiento y maneras de ser. Hay que estar preparado en cualquier área para dedicar al jugador la atención que necesita. Hay que hablar mucho con él, hacerle sentir lo que uno espera para que adquiera un convencimiento ante un técnico que mantenga una línea de conducta en los momentos positivos y en los negativos.
P. ¿Los entrenamientos?
R. Primero, se habla con el grupo y se plantea un objetivo que hay que tratar de conseguir. Si yo no lo consigo en la sesión, el entrenamiento fue malo.
P. ¿Todo con balón?
R. Sí, desde la pretemporada. El estado físico se adquiere con la pelota, que es algo que no se puede reemplazar. Pero todas las teorías son válidas. Esta profesión es una copa de cristal que se puede romper en cualquier momento: no existe la verdad y uno no puede sentar cátedra por ganar un partido. Cada uno elige la teoría que más le gusta según su punto de vista estético.
P. ¿Cuál es el suyo?
R. El Villarreal es un equipo que da un buen trato al balón tratando no de destruir, sino de construir. No es una industria. Hay una responsabilidad estética con la gente, que va a ver cosas que no es capaz de hacer. Cuando viene una pelota larguísima y veo un control difícil, lo aplaudo. Cuando veo a 10 jugadores jugando a un toque, mostrándose, juntándose, aplaudo. Es una forma de jugar, de vestir, de hablar.
P ¿Cómo es un día normal?
R. Dedico toda la mañana al fútbol, descanso tras la comida: es importante descansar antes de cansarte. Y por la tarde, un tiempo a actividades personales, dos horas más de fútbol, y a las once apago la luz.
P. Juega sin extremos.
R. No me gusta atar a un jugador a un sector, y mucho menos en los últimos 25 metros de la cancha, donde debe sentir libertad para equivocarse. Le doy mucha importancia a las bandas, pero sabiendo ocuparlas.
P. Tiene cuatro jugadores con permiso para atacar.
R. Tengo cinco con la obligación de atacar: dos delanteros, dos medios de creación y un lateral o un medio base. Dos jugadores en campo contrario para armar volumen ofensivo: si de diez rechaces en el área contraria, logramos siete ataques, tenemos cantidad ofensiva; la calidad la dan los jugadores. Y tres personas preocupadas exclusivamente de la marca: un lateral y los dos centrales. Y los dos mediocentros volcados en campo contrario para recuperar los rebotes.
P. ¿Cómo ha desbloqueado a Riquelme?
R. Su gran mérito fue convencerse de que no podía jugar a un nivel mediocre. Tiene 25 años, su carrera está iniciándose y está dispuesto a demostrar aquí en Europa lo que mostró en América.
P. ¿Está exento de defender?
R. Debe defender en su sector, de la mitad de la cancha para arriba, un poco a la izquierda, sin desgastarse, para estar creativo y fresco. No quiero que corra de área a área. Él tiene una gran velocidad por su precisión.
P. Usted ha ascendido de la cantera a Cazorla y Font, dos futbolistas de escaso físico.
R. No hay un tipo de físico que permita jugar bien. Es la relación armónica corporal con la pelota. La técnica marca la diferencia. Gascoigne, D'Alessandro o Sorín no tienen casi pantorrillas.
P. ¿Cómo se defiende su equipo, el que menos faltas comete?
R. Hemos tenido mentalidad de equipo grande. Me gusta defender hacia la pelota y no hacia mi campo. Una cosa es cortar la jugada y otra es recuperar el balón. Si hago falta, el balón lo sigue teniendo el contrario.
P. ¿El nivel del fútbol español?
R. El mejor de Europa. En el Barça, Rijkaard ha logrado un gran funcionamiento colectivo y juega siempre a ganar.
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