Por qué la izquierda perdió Porto Alegre
El partido de Lula fue derrotado hace dos meses en las municipales de su 'ciudad estrella' después de 16 años en el poder
La ciudad brasileña de Porto Alegre ha sido desde 2001, en que se organizó el primer Foro Social Mundial, un espejo donde las izquierdas de todo el mundo se miraban. Y sobraban razones para eso. En 1989, cuando el Partido de los Trabajadores (PT) accedió a la alcaldía había 29 escuelas. Ahora hay 92. Sólo existían 12 centros de salud y ahora suman 104. Antes de que llegara a la alcaldía el partido de Luiz Inácio Lula da Silva, los autobuses de Porto Alegre eran estercoleros con ruedas. La gente orinaba en ellos. Ahora, la empresa que los gestiona ha recibido el premio al mejor transporte público en el país. Después de 16 años de Gobierno del PT en la ciudad ya no hay un solo barrio donde no se recoja la basura ni donde no llegue el agua potable. El PT implantó el famoso presupuesto participativo, según el cual son los propios ciudadanos quienes deciden dónde, cómo y cuándo ha de invertirse el dinero de la ciudad. Sin embargo, el pasado 31 de octubre, José Fogaça, líder del Partido Popular Socialista, considerado de centro izquierda, se alió con una coalición de derechas y derrotó al PT.
¿Por qué? "Porque el PT llevaba 16 años gobernando la ciudad. Sólo por eso. Desgasta mucho el poder. Cada vez que el PT prometía algo la gente se preguntaba: '¿Y por qué no lo has hecho durante los 16 años que has tenido para hacerlo", argumenta un reportero de un diario de la ciudad.
"Son varias las causas", indica Maria do Rosário, quien fue candidata a teniente de alcalde por el PT. "Nosotros nos equivocamos en la campaña electoral. Y las campañas son cada vez más decisivas en unas elecciones. Los adversarios se adhirieron a nuestro proyecto y nosotros no conseguimos presentar unas propuestas claras, sobre todo en temas de salud".
Felipe de Angelies, quien fue coordinador en cuestiones de comunicación por el PT durante la campaña, esgrime: "José Fogaça, el actual alcalde, hizo muchísimas encuestas. Sabía qué cosas le gustaba al ciudadano y qué cosas no. Sabía que la gente estaba contenta con que Porto Alegre fuera sede del Foro Social Mundial. Y también con el presupuesto participativo. Pero el pueblo estaba muy descontento con los problemas de sanidad. Y entonces sacaron un lema que fue demoledor. Decía: Vamos a mantener lo que está bien y a cambiar lo que está mal. Y entonces, Fogaça, que había criticado al foro diciendo que era como una Dysneilandia de las ideas, dijo que lo iba a apoyar. Y empezó a atacarnos siempre con la cuestión de la sanidad y la burocracia".
Mientras tanto, Lula da Silva contemplaba desde Brasilia, la capital del país, cómo la ciudad estandarte del PT, la que se conoce en Brasil como La Meca de la izquierda, caía en manos ajenas. "Cometimos el gran error de no invitar a Lula a Porto Alegre", reconoce la entonces candidata a la vicealcaldía, Maria do Rosário. "Lo hicimos para que no pareciese que nos estábamos valiendo de la maquinaria estatal".
También hay periodistas que opinan que una de las causas de la derrota en Porto Alegre fueron las numerosas corrientes ideológicas que hay dentro del propio PT. Raul Pont, el candidato a la alcaldía, representaba la parte más radical del PT. "Pero en estas elecciones no ha habido disputas internas", señala Do Rosário. Además, las supuestas divisiones en nuestro partido son algo que los electores ven como un valor democrático, nuestra seña de identidad. No hay un partido con mayor vigilancia interna que el PT".
La campaña de la oposición presentaba a los políticos del PT como arrogantes y prepotentes. "Y algo de cierto hay en eso", reconoce un analista local simpatizante del PT. También explotó la oposición durante la campaña la burocracia y la indolencia en la que había caído el ayuntamiento durante el gobierno del PT. "Y es verdad que mucha gente se acomodó", reconoce Felipe de Angelies, asesor de comunicación del PT durante las municipales. "Yo trabajé en el ayuntamiento cuatro años y había mucha gente que en vez de llegar a las nueve de la mañana llegaba a las diez. Y en vez de salir a las siete, salía a las seis".
Ya sea porque Porto Alegre ya no está gobernada por el PT o por otras razones, lo cierto es que ya no será nunca sede del Foro Social Mundial. El Consejo Internacional del Foro ha decidido que el próximo año estas jornadas de seis días se celebren en distintas ciudades del planeta para ayudar a expandir sus ideas, opuestas a las del Foro Económico Mundial que se celebra cada enero en la ciudad suiza de Davos. Venezuela, Pakistán y Marruecos ya han mostrado interés en ser uno de los países donde se celebre el próximo año. Porto Alegre tendrá que competir, como una ciudad más frente a otras brasileñas gobernadas por el PT como Fortaleza o Recife. La solución se sabrá el próximo abril, durante unas reuniones que celebrará el Foro en Europa.
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