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Reportaje:CITA EN MADRID | Los debates

La verdad, un arma contra el terror

Un grupo de periodistas reflexiona sobre el tratamiento informativo de los atentados y los ataques contra la prensa

Guillermo Altares

¿Cómo definir el terrorismo? ¿Qué es un acto terrorista y qué es un acto de resistencia frente a una ocupación? ¿Cómo evitar que los terroristas se aprovechen de los medios de comunicación? ¿Cómo se cubre la guerra contra el terrorismo cuando los periodistas son secuestrados en Irak o están obligados a trabajar empotrados con las tropas de EE UU? La prensa se enfrenta todos los días a cuestiones concretas relacionadas con la cobertura del terrorismo. Por eso, el periodista y académico Juan Luis Cebrián, moderador del panel Medios de comunicación y terrorismo: amigos o enemigos, pidió respuestas y reflexiones prácticas a los participantes, periodistas de todo el mundo.

El italiano Gianni Rotta, un veterano enviado y columnista de El Corriere della Sera, recordó una frase del fotógrafo Robert Capa durante la Guerra Civil española como mejor receta para cubrir el terrorismo -o cualquier otro acontecimiento-: "La mejor propaganda es la verdad".

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"Los grandes medios de comunicación cubren muy bien los acontecimientos, pero se olvidan de los procesos. La verdad está en los matices", dijo Rotta, en una reflexión que venía a cuento del discurso pronunciado antes por el director de El Periódico de Catalunya, Antonio Franco. "No podemos hacer que el periodismo se convierta en un brazo de comunicación del Gobierno. No entiendo qué quieren decir cuando nos piden que no seamos neutrales. La obligación profunda de los periodistas es matizar nuestro trabajo, ser precisos y rigurosos", aseguró Franco.

La veterana periodista de The New York Times Judith Miller reflexionó sobre los ataques que está sufriendo la prensa en la era de la guerra global contra el terror. Y sabe de qué habla: corre el peligro de ir a prisión dentro del llamado caso Plame por negarse a testificar sobre una fuente que le dio una información -el nombre de una agente- que ni siquiera llegó a publicar. "Sin el apoyo de un periódico como el mío no estaría aquí. No puedo revelar mis fuentes porque son la sangre del periodismo de investigación, sin el cual no existiría", afirmó. "En la lucha contra el terrorismo, la gente necesita más información, no menos; pero cada día hay más datos que son negados al público. La democracia se está muriendo poco a poco con la erosión de las libertades civiles", agregó.

Tras recordar la terrible paradoja que marca las relaciones entre la prensa y el terrorismo -"Nuestro trabajo es informar al público y el público necesita esa información; pero al hacer esto los terroristas consiguen lo que quieren"-, el alemán Matthias Nass, director adjunto de Die Zeit, recordó los ataques contra el periodismo a través de la informadora italiana Giuliana Sgrena - que colaboró con la revista alemana-, secuestrada en Irak y herida al ser liberada. "Irak es cada vez más una guerra sin testigos", dijo.

"Los medios se han convertido en el objetivo de los terroristas porque son un arma de destrucción masiva para sus intereses. Lo primero que quiere hacer una organización terrorista, al igual que un Gobierno dictatorial, es acabar con la libertad de prensa", aseguró por su parte el director de Le Monde, Jean-Marie Colombani.

El debate terminó con más preguntas que respuestas, pero al menos una certeza: el valor de la verdad. "Las consecuencias que puede tener la verdad para las sociedades es la única responsabilidad que deben afrontar los medios", concluyó Cebrián.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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