Bailar y reivindicar

Combinando la conciencia política con la diversión, las reivindicaciones feministas con el pop y el punk de colorines y las letras cargadas de consignas con una actitud estética que recuerda la frivolidad de bandas gloriosas -como los norteamericanos B-52's-, este concienciado trío de practicantes de electropop-punk ha conseguido una fórmula con componentes que pueden ser asumidos por muchos y variados públicos, excepto aquel afín al presidente Bush, del que no desaprovechan ocasión para llamarle de todo menos guapo.

Eso se demostró en su concierto en Madrid, al que asistieron espectadores heteros, pero también militantes gays de ambos sexos y hasta despistados que las habían oído por la radio. Con la mayor parte de la música pregrabada, este trío demostró que, pese a su hasta ahora escaso acceso al gran público, tienen bagaje suficiente como para organizar un buen revuelo en torno a su música. La que interpretaron procedía del EP From the desk of Mr. Lady y el álbum Feminist sweepstakes, considerablemente radicales, y, sobre todo, de su segundo, y más comercial, elepé This island.

En su puesta en escena, ayudadas por interesantes y combativos audiovisuales, el trío reveló gran experiencia y saber hacer en escena. Constantemente se intercambiaban los papeles, cantando o tocando guitarra o teclados, los únicos instrumentos sobre el escenario. No en vano su guitarrista y cantante, Kathleen Hanna, proviene de otra banda interesante, como Bikini Kills.

La variación de sus ritmos contradice a la música que se hace hoy de manera masiva: bailar sigue siendo importante; tanto al menos como el mensaje que se transmite. El público conectó con canciones como FYR, en la que se repasan los avances del feminismo; Hot topic, que pone en solfa cierta imagen generalizada de las mujeres, o la machacona TKO. Hay quien opina que su aportación a la música es poca, pero funcionan en directo y, sobre todo, ayudan a quitar espesura al pop de hoy.