Bodiroga domina al Madrid

Bodiroga fue el que era y de su mano el Barça no sufrió apuro alguno en Madrid. De paso, tanto el jugador como su equipo recuperan un poco su lastimada autoestima, a lo que contribuyó también el mal partido del Madrid, dominado en fondo y forma, siempre atragantado con la zona que planteó Flores durante muchos minutos y sin más recursos que los triples de Herreros para contrarrestar su inferioridad en casi todos los terrenos. Empezó mal y terminó peor, si consideramos el final del partido cuando la victoria estaba ya escrita (49-69, a siete minutos del final). Al menos, tuvo gallardía para pelear por un resultado digno que finalmente cosechó, lo que tampoco le exime de seguir mostrando unos defectos estructurales que, por mucho que mantenga el liderato, le pueden costar un disgusto cuando el título esté en juego.

Vive momentos duros el Barça, pero, cuando Bodiroga recuerda el enorme jugador que es, su capacidad se multiplica. No esperó mucho el serbio para hacer acto de presencia y, mientras el Madrid confirmaba su tendencia a empezar los partidos con la sangre a punto de congelación, puso al Barça en el buen rumbo (5-16, m. 7). En un baloncesto cada vez más dominado por la fuerza, resulta siempre un placer observar la inteligencia con la que se mueve Bodiroga. Una cabeza muy bien amueblada al servicio de una estatura y fundamentos que le hacen buscar y encontrar el mejor sitio del campo para aprovecharse de la ventaja que pueda poseer en ese momento sobre su defensor. Si le saca unos centímetros, se planta en el poste bajo. Si los cambios de defensa le colocan ante un hombre con menor movilidad, no duda en abrir el campo y romper la cintura a su guardián. No es nada nuevo, pero el antídoto es muy complicado de conseguir. Todo lo contrario que lo que ocurrió con Bullock, al que De la Fuente le aplicó un tercer grado que lo dejó tiritando. Tan rápido de piernas como el norteamericano y con unos cuantos centímetros más, Bullock no vió aro en toda la tarde, y es una de las peores noticias que puede tener el Madrid. Para colmo, se lesionó en un tobillo. Es que hay días que mejor no levantarse de la cama.

Entre lo que hacía Bodiroga y las dificultades que provocaba la zona defensiva de Flores, el Barça campó a sus anchas hasta que apareció Herreros, un oasis de emotividad en su equipo. Clavó cuatro triples en cinco intentos y pareció que el partido podía dar algo más de sí que el monólogo azulgrana (34-37, descanso). Pero un jugador, y sólo de una forma, no puede mantener un partido. Con Herreros en el banquillo al inicio del tercer cuarto y con otra salida errática de los vestuarios por parte madridista, el Barça volvió a poner terreno de por medio (40-50, minuto 7) poco antes del suicidio blanco. Ocurrió en los últimos tres segundos del tercer cuarto. Fucka asistió a Gasol, que machacó sin problemas. Sacó el Madrid de fondo y se la dio a De la Fuente, que, sin pensarlo, clavó un triple sobre la bocina. Total, cinco puntos de golpe, 14 de ventaja azulgrana y el Madrid tocado y hundido (49-63).

Por si acaso, y dado que es su especialidad, Navarro hizo leña del árbol caído y con un triple dio cerrojazo al asunto. Lo demás solo sirvió para que la gente no se fuese a su casa antes de tiempo.