La 'hoja de ruta' del laberinto vasco
Los partidos afrontan la nueva legislatura con el reto de lograr un pacto de convivencia
"Pese al caos, estamos ante una oportunidad histórica", señala Joseba Arregi, ex dirigente del PNV, ex portavoz nacionalista del Gobierno vasco y hoy cabeza visible de la plataforma vasca Aldaketa (Cambio). Precisa que nunca como hoy, aunque sigue siendo difícil, es posible lograr un pacto de convivencia en Euskadi entre todos, en torno a la reforma del Estatuto vasco y la apertura de un proceso de paz.
Arregi anota algunos datos: ETA está más débil que nunca; su entorno, la ilegalizada Batasuna, quiere hacer política; el plan Ibarretxe ha sido derrotado en las urnas y hay un mandato de los electores vascos para que todos los partidos se pongan de acuerdo en una reforma. El Gobierno Zapatero está dispuesto a avalar una reforma consensuada y a abrir un proceso de paz, con soluciones para los presos de ETA, si la banda da el paso de dejar las armas. Los ejes de este laberinto vasco son tres: la gobernabilidad, la reforma del Estatuto y el proceso de paz.
El Gobierno advierte de que el primer paso en el proceso de paz lo tiene que dar ETA
Gobernabilidad
No es lo más importante para Arregi. Cree que debe constituirse un Gobierno vasco de gestión, que "se limite a pagar las nóminas", porque en las decisiones importantes -reforma del Estatuto y proceso de paz- deben participar todos los partidos vascos, el Gobierno central y el primer partido de la oposición en España, el PP.
Pero Begoña Lasagabaster (EA) precisa que "aunque ningún partido tiene mayoría suficiente, la fuerza mayoritaria es PNV-EA y en torno a ella podría repetirse el Gobierno tripartito (PNV-EA-EB) de estos cuatro años, con apoyos externos, en función de unos u otros temas". Lasagabaster admite que "es complicado" gobernar de ese modo, pero cree que un referente es el modelo del Gobierno Zapatero, de mayoría minoritaria y con apoyos externos, que "lleva un año funcionando y demuestra que es posible". "Tiene de bueno que obliga a dialogar mucho", añade.
Rodolfo Ares (PSE) mantiene que su partido no renuncia a presentar a Patxi López como candidato alternativo a Ibarretxe. Si lograra el apoyo del PP sumaría los mismos 33 votos que previsiblemente tendrá Ibarretxe (PNV-EA-IU-Aralar). Pero Ares se muestra escéptico de que ese apoyo se materialice al poner el PP una condición "imposible": que el PSE renuncie a su propuesta de reforma del Estatuto, recogida en el programa electoral socialista.
Ignacio Astarloa (PP) defiende esa condición porque para apoyar al PSE "habría que acordar un programa, que no puede avanzar por una idea pseudonacionalista". Patxi López inicia esta semana una ronda de partidos y a partir de ella decidirá si presenta candidatura alternativa o no frente a la de Juan José Ibarretxe.
Josu Erkoreka (PNV) insiste en que debe gobernar el tripartito (PNV-EA-EB) al disponer de una mayoría, aunque sea insuficiente. Pero vincula gobernabilidad con los dos asuntos más importantes de la legislatura: reforma del Estatuto y apertura de un proceso de paz. Erkoreka apunta que si Zapatero e Ibarretxe, en el encuentro que mantendrán el próximo jueves en La Moncloa, inician un camino de colaboración para reformar el Estatuto y avanzar en la pacificación, los socialistas podrían salvar el bloqueo del Ejecutivo tripartito.
El ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, no se pronuncia sobre lo que plantea Erkoreka. Pero sí defiende que "sería bueno que nadie contara con los votos del Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK)" para sacar adelante su investidura.
Reforma del Estatuto
Erkoreka (PNV) defiende la creación de una ponencia parlamentaria para la reforma del Estatuto, en la que deberían estar todos los partidos, incluido EHAK. Cree que el llamado plan Ibarretxe debe ser una "referencia", en la medida que fue aprobado por mayoría en el Parlamento vasco.
Pero también piensa que será una referencia provisional, hasta que se produzca un "encuentro" entre todos en torno a una propuesta de reforma "de más amplio consenso". Erkoreka considera que con "la fragmentación del Parlamento" que han arrojado los resultados "se ha acabado la etapa de las imposiciones" de unos planes sobre otros.
Lasagabaster (EA) dice, en referencia al plan Ibarretxe, que está por ver que el Gobierno vasco haga "una propuesta u otra", aunque precisa que "no debe exigirse la renuncia previa" a nadie de sus posiciones. Precisa, a continuación, que hay que encontrar una propuesta con el "mayor consenso posible". Cree que esa propuesta debe recoger también "el derecho a decidir de los ciudadanos"; la articulación de fórmulas de cooperación con otros territorios -Navarra y Euskadi norte- y garantías de cumplimiento de los compromisos bilaterales entre el Gobierno central y el vasco.
Arregi (Aldaketa) cree que al plan Ibarretxe lo derrotaron las urnas el 17 de abril y defiende una reforma del Estatuto que parta de la base del actual. Aunque hace una precisión importante: "El espíritu de pacto y convivencia que tiene el Estatuto de Gernika es intocable". Cree, por ello, que no hay que hablar de "nuevo Estatuto" sino de reforma con la participación de todos.
Astarloa (PP) no ve necesaria una reforma del Estatuto. Admite que siempre se puede mejorar, pero discrepa de la "sensación extendida de que estamos obligados a cambiar de marco estatutario" cuando "es ETA quien tiene que cambiar".
Ramón Jáuregui (PSE) hace una declaración de principios y plantea unas reglas de juego: "Se ha acabado la etapa de las imposiciones que no hacen más que enquistar los problemas cuando tenemos una pluralidad política, entre nacionalistas y no nacionalistas, al 50%. Los 25 años de experiencia muestran que no hay una solución que resuelva el problema. La solución está en el respeto a las reglas de juego".
Jáuregui propone cuatro reglas: aceptar la legitimidad del marco estatutario como base para establecer un diálogo sobre su modificación; respetar las normas que establece el marco jurídico-político, en el que caben todas las opiniones; aceptar la posibilidad de cambio del marco, dándole al nacionalismo la posibilidad de que puedan jugarse sus opciones, y establecer ese diálogo con el silencio de las armas.
El ministro Jordi Sevilla constata el compromiso del Gobierno central de apoyar un Estatuto reformado que cuente con el apoyo de dos tercios del Parlamento vasco.
Final de la violencia
"Todos necesitan a todos. Si la izquierda abertzale quiere la paz, como dice, necesita al Gobierno Zapatero, que tiene la llave de las cárceles, y éste, a su vez, necesita al PP", dice Arregi (Aldaketa). Arregi opina, no obstante, que, en este momento, hay que mantener la espada de Damocles sobre el entorno de ETA, con la amenaza de ilegalización de EHAK. "Hay que intensificar el dilema en que vive la izquierda abertzale. Si quieren intervenir en política, como dicen, deben forzar a ETA a abandonar las armas o condenar el terrorismo. No pueden estar en la indefinición permanente. Hay que recordarles diariamente que el Pacto Antiterrorista está vigente".
Arregi precisa que en este momento es a ETA a quien corresponde dar el paso del cese de las armas. "Ese paso podría poner en marcha un proceso de pacificación. La izquierda abertzale podría engancharse en el proceso de reforma del Estatuto".
Arregi ve totalmente necesaria la participación del PP en este proceso. "Si el PP no participa, puede enfrentar a las asociaciones de víctimas ante un proceso que requeriría medidas favorables a los presos. Pero, además, debe apuntarse a recoger los frutos de su política en el Gobierno. Logró acabar con el mito de la imbatibilidad de ETA. Fue un acierto la ilegalización de Batasuna porque la colocó ante el dilema: para participar en política hay que cerrar el negociado terrorista".
Astarloa (PP) apuesta por "seguir asfixiando al terror y persistir en no darle esperanza". "Creo que el Gobierno se equivoca dando salidas y esperanzas al terrorismo", precisa.
Lasagabaster (EA) opina que "estamos ante una oportunidad histórica que no hemos tenido". El elemento más nuevo para Lasagabaster es que "nunca, en muchos años, ha habido, como ahora, la voluntad de la mayoría por llegar a una solución". Cree que para el final de la violencia "debe haber mucha cocina", pero, al final, "debe tener su reflejo parlamentario para que nadie piense que hay trampa ni cartón".
Erkoreka (PNV) estima igualmente que el final de la violencia requiere "mucha cocina" y "complicidades muy amplias, en las que deben estar todos", aunque le parecen fundamentales dos agentes: Gobierno y PSE y la izquierda abertzale.
El Gobierno socialista advierte, en todo caso, que el primer paso en el proceso de pacificación lo debe dar ETA, con su cese, señala Jordi Sevilla. "Seguimos esperando un comunicado de ETA anunciándolo", señala.
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