El Atlético reacciona y denuncia a los 11 'ultras' que "asaltaron" el entrenamiento
El club pide a Antiviolencia que sancione a este grupo, al que expulsará, y a quienes insultaron en el palco al presidente
El Atlético presentó ayer una denuncia en la Brigada Provincial de Información por "el asalto al entrenamiento de unas 10 a 12 personas [fueron 11], rompiendo una puerta de servicio", y "sus insultos y amenazas" a los jugadores, que "no respondieron en ningún momento". Además, presentará el lunes otro escrito a la Comisión Antiviolencia contra estos ultras y los hinchas que increparon al presidente, Enrique Cerezo, en el partido de Copa ante Osasuna y procederá a su expulsión del club. La Guardia Civil de Las Rozas será la que instruya las diligencias y ya ha solicitado las cintas en las que se recoge el suceso. El club no precisa los nombres de los ultras en su denuncia y tampoco las amenazas de muerte a Miguel Bastón, uno de sus técnicos.
El Atlético, a través de su jefe de seguridad, José Camarero, presentó ayer una denuncia en la Unidad de Tribus Urbanas y Violencia en el Deporte contra los 11 fanáticos del Frente Atlético que el jueves irrumpieron, tras derribar una valla, en el entrenamiento del primer equipo e insultaron y amenazaron a los jugadores. La demanda no indica los nombres de los ultras y se limita a describir los hechos. La Guardia Civil de Las Rozas, localidad del noroeste de Madrid próxima a Majadahonda, será la que se encargue a partir de ahora de la investigación. Por el momento, ya ha solicitado las cintas de vídeo donde quedó grabado el suceso para identificar a los asaltantes. Ya observaron esas imágenes el día de los hechos. En el club se conoce perfectamente la identidad de los ultras que irrumpieron a la fuerza en el recinto.
El club, además, también va a presentar el lunes un escrito ante la Comisión Nacional Antiviolencia para solicitar una sanción contra los asaltantes, a los que expulsará. También se incluirá en esa petición a los miembros de la oposición rojiblanca agrupados en las plataformas Salvemos el Calderón y Señales de Humo que gritaron e insultaron al presidente de la entidad, Enrique Cerezo. Sin embargo, el propio presidente, advirtió de que es "imposible controlarles porque los abonos no son personales". Desde el Atlético se insiste en esa tesis: "Buscarán unos amigos que les saquen el carnet"
Los 11 fanáticos que irrumpieron con los pulgares en los bolsillos, las piernas separadas, alguna porra de madera, el cuerpo balanceándose y la pose intimidatoria, son habituales tanto del estadio Vicente Calderón como de las intalaciones donde se entrena el equipo. Entran, en teoría, para preparar sus pancartas y los tifos. "No les podíamos negar eso", se justifican desde el club. Sin embargo, charlan con los futbolistas, se sientan a ver los entrenamientos en lugares prohibidos para los aficionados e, incluso, entran en las instalaciones de uso exclusivo de los futbolistas.
Desde círculos cercanos al Frente Atlético ha sorprendido lo "heterogéneo" del grupo. Además de los dirigentes de la peña, Fran, el encapuchado con un traje, Portu, el líder o El Bocas, figuran dos "históricos" que superan la treintena, Tomás y Antoñito, y tres neonazis adscritos a un subgrupo llamado Alameda 88. Esa última cifra hace referencia a una doble letra hache y es la manera, en estos grupos, de decir ¡Heil Hitler! Las mismas fuentes se extrañan de que saliesen con la cara destapada: "Lo peor para un ultra es estar marcado, es muy peligroso". Fran, el radical del traje oscuro que amenazó de muerte a Miguel Bastón, el preparador de porteros, trabaja como abogado, relatan, y estaba "desesperado" tras su actuación.
El hecho de que la demanda se limite a describir los daños y las acciones y no citar los nombres de los implicados es un hecho "habitual" en esta clase de denuncias, según fuentes policiales.
En el club rojiblanco, entre sus jugadores, sus técnicos, nadie quiso valorar lo sucedido. Ni lo sucedido ni ningún otro asunto. Se suspendieron las ruedas de prensa previstas (Fernando Torres y Perea) tras el entrenamiento -que fue a puerta cerrada y vigilado por un vehículo de la Guardia Civil- y se conminó a futbolistas y técnicos a guardar silencio.
El presidente del club, Enrique Cerezo, se presentó en las instalaciones de Majadahonda antes de la práctica y mantuvo una reunión con la plantilla, el cuerpo técnico y el director deportivo, Toni Muñoz. Cerezo mostró su apoyo a los jugadores. El propio presidente salió del recinto escoltado por las fuerzas de seguridad. El máximo dirigente rojiblanco adelantó la presentación de la denuncia.
Por otra parte, unos sesenta aficionados de Osasuna, representantes de las peñas del club navarro, se concentraron en las oficinas del estadio El Sadar para insistir en su afán de que el Calderón no sea la sede de la final de la Copa del Rey del día 11 de junio, contra el Betis, alegando "miedo" a los ultras.
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