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Los profesores sin perfil denunciarán ante Gil Robles su "discriminación"

Las reclamaciones de los 157 profesores que han perdido su estabilidad laboral por no acreditar el nivel suficiente de euskera van a llegar estos días en el corazón de la Unión Europa. Una representación de los docentes encerrados en el Instituto Bertendona de Bilbao viajará el martes a Bruselas y a Estrasburgo para entrevistarse con miembros de la Comisión de Cultura del Parlamento Europeo y con el comisario europeo de Derechos Humanos, Álvaro Gil Robles. En ambos casos denunciarán la situación de "discriminación" a las que, en su opinión, les ha condenado el Gobierno vasco por no poder obtener la acreditación lingüística exigida. "Queremos que en Europa se conozca lo que ocurre en el País Vasco", subraya Carmen Prieto, una de sus representantes.

Los afectados trasladarán al comisario y a los europarlamentarios su denuncia de una política "intransigente" que ha motivado que sean expulsados de un puesto de trabajo estable "por no contar con un título, no por otra cosa".

La travesía de sus denuncias y demandas no acabará ahí. Si los problemas de agenda no lo impiden, varios de los afectados se reunirán el jueves en el palacio de La Moncloa con una delegación del gabinete de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, cuya presencia aún no está confirmada. Su intención es no cejar en su empeño y continuar llamando a todas las puertas posibles hasta que se alcance una salida que continúan contemplando como factible. "Seguimos con la idea de que se va a solucionar", insiste Carmen Prieto.

La voluntad de continuar con sus reivindicaciones y la negativa del Gobierno vasco a concedérselas han motivado que los docentes encerrados en Bertendona coloquen en su particular calendario de protesta una nueva marca. Noventa días, tres meses, se han cumplido ya, y la situación, para desesperación de algunos de ellos, se mantiene igual que cuando decidieron dejar las palabras y pasar a los hechos. El paso del tiempo y la ausencia de resultados han hecho mella y el cansancio se ha extendido entre algunos de los afectados. Sin embargo, no están dispuestos a abandonar. "Tenemos la misma fuerza con la que afrontamos esto desde el principio y nuestro ánimo es bueno", recalcan.

La organización de distintas actividades, la intensificación del estudio ante la llegada de los exámenes de euskera, las muestras de apoyo que continúan llegando al salón de actos del instituto ayudan a pasar los días. Todos esperan que el nuevo Gobierno autónomo modifique la actitud que ha mostrado hacia ellos el anterior. Pero ésta no es la única preocupación. Las visitas indeseadas que reciben algunas noches, en especial las de los fines de semana, acentúan más su inquietud. "Ya son varios los sábados en los que, en medio de la noche, algunos se acercan a los alrededores del instituto y nos insultan, nos amenazan y rompen los carteles", denuncia Emilio, uno de los participantes en un encierro en el que se trata por todos los medios de mantener la esperanza.

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