"No hay que encerrar la música en ninguna celda"

El guitarrista Pat Metheny (Kansas, 1954) abre esta noche el primer festival Alcalatin, en la localidad madrileña de Alcalá de Henares. Metheny, que tocará mañana en Barcelona (Teatre Musical), se halla inmerso en una extensa gira europea con casi 90 conciertos en poco más de tres meses. "Y eso que ahora ando mucho más relajado. Tengo dos niños y una vida que vivir. Necesito reflexionar, disfrutar de la familia; también necesito tiempo para escribir nueva música. Pero hace 15 años, podía estar tocando 300 noches al año, incluso más. Ahora no paso de 150 como mucho".

Pregunta. ¿Puede adelantar algo de lo que va a escuchar su público esta noche?

Respuesta. La primera parte del concierto la dedicamos a tocar la música de nuestro nuevo álbum, The way up. Se trata de una única pieza que puede durar, con las improvisaciones, unos 80 minutos. La segunda consiste en un repaso a los 27 años de historia del Pat Metheny Group. En total, el concierto viene a durar unas tres horas. La banda es la misma del disco, con el añadido del guitarrista brasileño Nando Lauria.

"Me interesa el flamenco como un lugar de encuentro con otros músicos"

P. Así que prosigue su romance con la música y los músicos brasileños.

R. Mantengo una conexión permanente con aquel país. La música brasileña forma parte del jazz, será porque crecí estudiando las 15 canciones de Antonio Carlos Jobim junto con los estándares del jazz. Colaborar con músicos de aquel país no supone ningún riesgo, ¡hay tantos intérpretes estupendos!

P. En algún momento, simultaneó su trabajo con el Pat Metheny Group con otro tipo de colaboraciones junto a músicos de corte muy distinto, como el saxofonista Ornette Coleman.

R. Una cosa son las músicas y otra, los músicos. Para mí, no existen los estilos ni las categorías: se trata de establecer una relación entre personas que se conducen de una manera natural y honesta. La música es una sola cosa, no hay que encerrarla en ninguna celda. Cuando se trata de músicos, yo no busco las diferencias, sino las similitudes. Finalmente, todos pertenecemos a la misma categoría de los improvisadores. Tome el ejemplo de Herbie Hancock o de los músicos que forman mi banda, todos tienen su personalidad y un sonido determinado, un modo de tocar y de pensar, son honestos en lo que hacen y eso es lo único que me interesa.

P. ¿Qué es la guitarra para usted?

R. Un medio para llegar a algo, nada más. Un sonido. No participo en absoluto en el culto que se genera en torno al instrumento. Paso de eso. Para mí, las ideas vienen primero y la guitarra es el medio que tengo para convertir esas ideas en sonido.

P. ¿Cuáles son sus impresiones acerca del momento actual que se vive en el jazz?

R. Existe una corriente de músicos muy jóvenes que llegan al jazz como no ha habido nunca. Ahora, su reto consiste en encontrar el modo de conciliar la historia de esta música con la realidad de hoy. El peligro es que caigan en la tentación de limitarse a recrear la gloria de épocas previas y terminen por olvidarse del mundo en que viven. Ésa no es la función del jazz. El jazz sólo funciona realmente cuando habla de la realidad de su tiempo. Pero esa tarea exige trabajar a fondo y arriesgar porque uno avanza sin saber qué es lo que va a ocurrir.

P. ¿Su experiencia junto a Enrique Morente fue un caso aislado o piensa seguir colaborando con los flamencos?

R. Los tres días que pasé junto a Morente fueron de los más fascinantes que he vivido nunca. Para mí, el jazz y el flamenco tienen algo en común y es que son músicas que demandan de quien las interpreta una cierta honestidad. Me interesa el flamenco entendido como un lugar de encuentro con otros músicos que comparten ese punto de vista, pero no me interesa tocarlo porque no creo que pueda hacerlo. No crecí en ello, no soy español, apenas lo conozco. No niego que existe una conexión entre los músicos de jazz y los flamencos, pero hablamos lenguajes diferentes. Ahora bien, en muchos sentidos, me siento más cercano a Vicente Amigo o a Paco de Lucía que a muchos músicos de jazz, aunque no tenga ni idea de lo que hacen. Ellos, en cambio, sí reconocen perfectamente mi música.