La UPV respira
La cobertura del déficit acumulado por la universidad pública marca el primer curso de gestión del equipo de Juan Ignacio Pérez
El cambio de color de los números de las cuentas de la UPV, hasta hace no muchos días de una preocupante tonalidad roja, sobresale entre los principales hitos del primer curso con Juan Ignacio Pérez al frente del Rectorado. Su buena sintonía con el Gobierno vasco ha permitido corregir la senda del enfrentamiento que caracterizó la relación de la ex consejera de Educación Anjeles Iztueta (EA) con el anterior rector, Manuel Montero, y ha logrado normalizar la financiación universitaria.
La aprobación, el pasado miércoles, del primer presupuesto de la UPV desde el año 2000 y, con él, el fin de la deuda acumulada, representa el principio del fin de un lastre que ha condicionado, y no para bien, el funcionamiento de la universidad. El punto de inflexión se vivió en diciembre, cuando Iztueta y Pérez rubricaron el acuerdo que sentaba las bases para un mejor entendimiento entre ambas instituciones. "Ha sido un acuerdo magnífico. Si no se hubiera hecho, no sé siquiera si continuaríamos aquí. Nos ha dejado respirar. Ya no tenemos la sensación de tener una losa encima", señala Juan Ignacio Pérez.
"No he venido aquí a administrar la miseria", asegura el rector
El rector ya había alertado en noviembre ante la comisión de Educación del Parlamento vasco de la necesidad de hallar soluciones urgentes para una UPV que se encontraba entonces, según sus palabras, en una situación crítica. Ocho meses después, su visión rezuma optimismo. "Había un problema económico grave, pero ha entrado en vías de solución y se han dado pasos adelante para la mejora de la financiación como yo quiero", subraya.
No obstante, el rector advierte de que lo conseguido no debería suponer el fin, sino un principio. "Nuestro objetivo es tender hacia una situación económica que dé juego, pero para ello se requiere de un volumen de recursos diferentes a los que disponemos ahora. La consecución de esta apuesta es a medio plazo. A mí me gustaría conseguirlo ya al final del mandato", expresa. Su convicción de que sus planes económicos se materializarán es total. "No he venido aquí a administrar la miseria", sentencia.
No es éste el único asunto de índole económica en el que tendrá que esforzarse el Rectorado. El plan plurianual de inversiones, el principal instrumento para obtener financiación del Gobierno vasco destinada a la mejora y creación de infraestructuras, acumula retrasos. En este caso se deben a la propia universidad, tal y como reconoce el rector. "Aquí debemos ser autocríticos. Deberíamos haber acordado ya entre todos los centros y campus la propuesta que queremos presentar al Gobierno. Pero todavía estamos en ello", lamenta.
Dinero, además de un esfuerzo considerable por parte de profesores y alumnos, es lo que va a necesitar la UPV para afrontar el proceso de convergencia hacia el Espacio Europeo de Educación Superior, el principal reto académico que va a definir la actuación universitaria en los próximos años. A este respecto, la universidad ha puesto en marcha este curso el programa AICRE con el fin de comenzar la preparación del profesorado para el cambio de modelo docente que traerá consigo la implantación del crédito europeo (ECTS), en el que gana peso el trabajo del estudiante en detrimento de las lecciones magistrales.
A esta medida se suma el plan piloto de implantación del crédito ECTS en algunas asignaturas el próximo curso. También está vinculada a este campo el recientemente aprobado plan de plurilingüismo, con el que se busca extender el uso de otros idiomas como lenguas de instrucción para fomentar la movilidad de alumnado de la UPV a otros centros y viceversa. El rector destaca la importancia cualitativa de estos pasos y relativiza la relevancia de las críticas y protestas estudiantiles que ha generado este curso el modelo que pretende desarrollar la UPV. "En los consejos de gobierno en que hemos abordado esta cuestión, en los que también tienen presencia los alumnos, no hemos tenido ni un solo voto en contra. Puede haber una pequeña oposición, pero en enclaves muy concretos y en situaciones muy concretas", asegura.
Muestra también su desacuerdo con sectores de la comunidad universitaria que consideran que la labor que se está llevando a cabo en este proceso ha comenzado tarde y de una forma anecdótica y no sistemática. "No estamos retrasados. Es más, estamos adelantados frente a otras muchas universidades, que aún no han hecho nada", defiende.
Complementos ''en el limbo"
Los complementos de productividad al profesorado marcaron a fuego los años de mandato de Manuel Montero. El desequilibrio entre la provisión de gastos del Gobierno vasco para este fin, un tercio de la necesaria, y el desembolso de la UPV se convirtió en la principal fuente de endeudamiento, y también de enfrentamiento, con el Departamento de Educación. No resulta extraño por tanto que uno de los cometidos iniciales de Juan Ignacio Pérez fuera atajar el déficit generado y lograr una regulación definitiva y consensuada de esta polémica iniciativa. El primer objetivo se logró con la firma del acuerdo de diciembre con la entonces consejera Anjeles Iztueta. Sin embargo, el segundo punto se halla, en palabras del propio rector, "en el limbo". "El asunto de los complementos se va a resolver de forma satisfactoria para todos, pero todavía hay que seguir trabajando", indica. Pese a estar aún pendiente, la concesión y regulación de los complementos va a vincularse a la Agencia Vasca de Evaluación y Acreditación (AVECA), uno de los instrumentos clave recogidos en la Ley del Sistema Universitario Vasco. Pero tampoco se ha desarrollado con el ritmo previsto y se espera el nombramiento de un director.
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