Aznar acepta visitar los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf

El presidente José Luis Rodríguez Zapatero rehusó ayer recibir al líder del Frente Polisario, Mohamed Abdelaziz, con el que, en cambio, su predecesor en La Moncloa, José María Aznar, se entrevistó largo y tendido, algo que nunca hizo durante los ocho años en los que fue jefe del Gobierno. Aznar aceptó incluso una invitación para visitar los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (suroeste de Argelia).

A Abdelaziz le hubiese gustado ser recibido, como en noviembre pasado, por Zapatero, pero esta vez el presidente declinó la solicitud de audiencia, invocando una agenda muy cargada, y delegó en su ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.

Al jefe de la diplomacia española, el líder del Polisario le transmitió el desconcierto que le produce la posición, según él, sesgada y contradictoria del Gobierno socialista sobre el conflicto en la antigua colonia española.

Desde principios de mes, el movimiento independentista saharaui ha vuelto a polemizar con Moratinos. Le reprochó, por ejemplo, malinterpretar en las Cortes la doctrina de Naciones Unidas sobre el Sáhara -afirmó que Marruecos era la potencia administradora lo que desmiente la asesoría jurídica de la ONU- o empujar a una delegación parlamentaria a viajar a El Aaiún.

El ministro le respondió ayer que esa visita parlamentaria, que él apalabró con su homólogo marroquí, Mohamed Benaissa, permitiría a los "representantes del pueblo español informarse sobre la situación" en el Sáhara, donde, a finales de mayo, las manifestaciones independentistas fueron "reprimidas con violencia", según Abdelaziz. La semana pasada, la Mesa del Congreso dejó, sin embargo, en suspenso ese viaje.

"El respeto de los derechos humanos [en el Sáhara] es uno de los objetivos prioritarios del Gobierno español", le insistió Moratinos, según sus portavoces. El Ejecutivo y el PSOE no han criticado, por ejemplo, las duras condenas, de entre 15 y 20 años de cárcel, impuestas en junio a tres de los manifestantes de mayo.

A diferencia de la reunión con Moratinos, la que celebró Abdelaziz con Aznar fue de lo más cordial. El jefe saharaui pudo, por fin, agradecerle en persona sus ocho años -durante los que no le recibió- de "neutralidad activa en búsqueda de una solución justa al conflicto" del Sáhara.

Alabó con especial énfasis la oposición de España al llamado Acuerdo Marco, el primer plan para el Sáhara propuesto por James Baker, que preveía una autonomía para el territorio y no un referéndum de autodeterminación. La resistencia española impidió su aprobación. Abdelaziz invitó, por último, a Aznar a visitar los campamentos de refugiados de Tinduf, en el suroeste de Argelia, lo que el ex presidente aceptó.

De Tinduf llegaron a España, para pasar el verano, unos 9.000 niños saharauis. Jorge Moragas, encargado de relaciones internacionales del PP, recordó su presencia y, dirigiéndose a Zapatero, se puso dramático. Le reto, dijo, a tener "el coraje de mirarles a los ojos y decirles que les ha traicionado".