El sueño de Manuela
El Premio Nápoles de periodismo reunirá este año a palestinas e israelíes en torno al pan como símbolo de paz
A Manuela Dvri, periodista, italiana, israelí, le mataron a un hijo en la continúa guerra palestino-israelí y ahora tiene un sueño: que algún día los dos pueblos dejen de odiarse. No lo tiene fácil, y ella misma lo dice, pero trabaja con tal convicción para convertir su sueño en realidad que parece que está tocando con la punta de los dedos el fin del conflicto.
Ahora quiere utilizar el Premio Nápoles, que se otorga en múltiples facetas en la ciudad italiana cada año, para poner una piedra más en la escalera de sus sueños. Y el material que va a utilizar es el pan. La ceremonia tendrá lugar el 24 de septiembre próximo.
Lo anunció este lunes el presidente del premio, el escritor Ermanno Rea, cuando dio a conocer el nombre de la ganadora del galardón periodístico de este año, la británica Catherine Philp, del Times de Londres, por un trabajo acerca del asesinato de una norteamericana que trataba de ayudar a la paz en Irak. [En el jurado de esta modalidad participaron el fin de semana varios periódicos europeos, entre ellos EL PAÍS].
El trabajo ganador trata sobre el asesinato de una norteamericana que ayudaba en Irak
El asunto del premio parte este año del concepto de la amistad que el filósofo francés Jacques Derrida esbozó en su libro Las políticas de la amistad; la mayor parte de los textos que concurrieron, como ése, trataban sobre la amistad (o la solidaridad) en tiempos de guerra, y en ese contexto la propuesta de Manuela Dvri cayó como una metáfora. Cada año el premio elige una palabra como símbolo; antes fue pobreza, luego legalidad, y amistad será también el concepto sobre el que esperan concursantes el año próximo.
Para su propuesta sobre el pan, Dvri se inspiró en lo que vio en Betania, Israel, hace un año. Mujeres israelíes y palestinas hacían pan juntas y lo repartían a la concurrencia, en una ceremonia que trataba de hacer retumbar la palabra paz y que según ella no tuvo el amplificador adecuado en el mundo.
Ese amplificador será el Premio Nápoles. Mujeres de ambos lados del conflicto harán pan en dos hornos que se instalarán en el corazón de Nápoles (la plaza Dante), y ahí se cocerá pan al modo palestino, israelí, bosnio, chipriota, griego, italiano, catalán (y el Instituto Ramón Llull ya ha prometido su colaboración en la organización del acontecimiento). Rea dijo que el Mediterráneo "quema". Una iniciativa como ésta hará pensar, al menos por un día, que el pan une, "y que puede unir para siempre". Un antropólogo italiano que participó en la definición del encuentro recordó la génesis de la palabra compañero: el que hace pan con otro.
En su análisis de la situación, aparte de describir su situación personal ("cuando mataron a mi hijo decidí que yo no podía dejar que lo mismo le siguiera ocurriendo eternamente a más madres de ambos lados del conflicto"), Manuela Dvri contó qué hace una de las instituciones con las que colabora en su deseo de mejorar la convivencia de palestinos e israelíes. Ella ayuda a la organización Save the Children. La situación sanitaria de miles de niños en Palestina es gravísima; esa organización ayuda a llevarles medicamentos y atención sanitaria. Manuela contó con entusiasmo cómo los médicos de uno y otro lado celebran la salud de los chicos que ahora tienen a su cuidado: "1.400 niños se han beneficiado de esta ayuda, y ahora ellos son símbolos de la amistad que buscamos".
Manuela hablaba en el contexto de una discusión sobre el concepto de amistad en Derrida, y la conversación se fue por los vericuetos de la semántica del pan. Y ahí Dvri recordó a la audiencia que en hebreo Belén significa pan y en árabe significa carne.
En medio de la semántica y de la guerra, ella quiere que el pan sea ahora un símbolo de su sueño.
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