Mundo 'otaku'
Manga proviene de los términos japoneses "man", caprichoso, y "ga", dibujo, en alusión a los dibujos humorísticos realizados como crítica social durante la época Edo (siglos XVII y XVIII), pero no es hasta después de la II Guerra Mundial cuando se fijan los estándares de este movimiento. En 1963, el dibujante Osamu Tezuka fija los patrones estilísticos del manga, introduciendo nuevas técnicas narrativas basadas en el cine para describir la acción en varias viñetas, con vistas subjetivas, y los clásicos rasgos occidentalizados, de grandes ojos y cabezas, que marcan el género. Su influencia fue tan grande que fue rápidamente imitado por otros autores coetáneos, y llega hoy hasta nosotros como una corriente dispuesta a arrasar el mercado editorial.
Desde los años sesenta, el manga ha evolucionado y se ha especializado, subdividiéndose en diferentes tipos. Existen mangas orientados al público infantil, kodomo manga, con niños como protagonistas, de los que el polémico ShinChan se ha convertido en abanderado; comics para chicos jóvenes, generalmente con un alto contenido violento shonen, literalmente traducido "primeros años", o los muy extendidos shoujo, comics para jovencitas centrados en historias de amor. Pero el manga, en Japón, no sólo es seguido por adolescentes, los adultos también son grandes consumidores. La especialización en el manga ha llegado a crear estilos eróticos, o de contenidos homosexuales, yaoi, o con alto contenido pornográfico, como el hentai, que mueve ingentes cantidades de dinero en la industria pornográfica.
En España el manga entra
a través de las series de animación de Osamu Tezuka en 1969, con El león Blanco (historia en la que se basó posteriormente la Disney para su Rey León). Posteriormente, Marco y Heidi, a mediados de los setenta, durante los últimos coletazos del franquismo, impulsan el interés de los espectadores. La aparición en El Víbora de las historias breves, y posteriormente la publicación de Candy Candy, dramático shoujo de jovencitas en pleno desengaño amoroso, que ya había aparecido en televisión con gran éxito, abrieron el mercado a los artistas del país del sol naciente. Aun así, los fans del manga (otakus) continuaron siendo un grupúsculo reducido, que con frecuencia tenía que recurrir a la importación y a los festivales internacionales, donde las películas de animación causaban mucho revuelo, como Akira, que contribuyó al éxito del género.
No es hasta 1992, con la aparición de la serie Dragon Ball, de Akira Toriyama, cuando la industria del manga en España se establece definitivamente, siempre de la mano de las series de televisión, como Ranma ?, de Rumiro Takahashi, o los Caballeros del Zodiaco, de Masami Kurumada. Pero la fama que rápido llega rápido desaparece, y varias asociaciones de padres y educadores que consideraban los dibujos japoneses perniciosos, violentos y obscenos para las mentes de sus hijos, lograron la retirada de varias series, como Mazinger Z. Las editoriales bajaron sus ventas, aunque el género había logrado ya implantarse.
En cuanto a las novedades, destacan en manga shoujo (para chicas), dos éxitos que ya han tenido su versión animada Fruits Basket, de Natsuki Takaya, y Kare Kano, de Masami Tsuda (Norma). Inu Yasha, de Rumiko Takahashi, y Naruto, de Masashi Kishimoto, siguen siendo los superventas de la editorial Glénat en manga para chicos, junto a las tradicionales temáticas samurais como El lobo solitario y su cachorro (Planeta) o Vagabundo (Ivrea). 20th century boys, de Naoki Urasawa, y Monster, de Sei Itoh, derivan hacia el género negro y policíaco para adultos. Glénat continúa con la edición de La espada del inmortal y Maison Ikoku en edición de lujo. Norma también reedita dos clásicos, en formato prestige y coleccionista respectivamente; la popular Evangelion y Record of Lodoss War.
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