Barracón inaugural
Alumnos y profesores de la escuela de módulos Domeny-Devesa, de Girona, estrenan satisfechos el centro, que esperan que sea provisional
Aunque la nueva escuela CEIP Domeny-Devesa, en Girona, haya nacido entre barracones, su conexión de agua sea provisional y la luz provenga de un generador, padres y profesores se mostraron ayer ilusionados con el inicio de curso. También están satisfechos con el conjunto de las instalaciones, aunque esperan que sea una ubicación provisional.
Carme Casacuberta, la directora de la escuela, recibía con efusión a padres y niños, mientras hacía las primeras fotos para una futura historia de la escuela. En las amplias y luminosas aulas, el flamante mobiliario sorprendía a los pocos padres que pisaban el centro por primera vez -la mayoría habían querido visitarlo antes-, mientras los niños empezaban a maltratar los inmaculados juguetes comprados con el presupuesto de la escuela. Esperanza Quiñones, presidenta del AMPA, explicaba ayer que los padres están muy contentos, a pesar de que bien pocos habían escogido la escuela como primera opción. "La primera impresión de los barracones no fue tan mala como la información que tenía. Tanto padres como profesores hemos trabajado muy unidos y con muchas ganas para que todo funcionara", aseguró Quiñones.
Para Roser Font, del sindicato UGT, "los barracones tienen toda la calidad que se puede exigir a un barracón", pero hay que usarlo como solución provisional y no mantenerse durante años. Font advierte de que es difícil evitar que en esas construcciones se pase frío en invierno y calor en verano.
Lo cierto es que el CEIP Domeny-Devesa parecía ayer más una escuela rural que un centro urbano. Tiene matriculados sólo 46 alumnos en sus cuatro clases y una dotación de seis profesores. En las dos clases de P-3 había ayer 17 y 18 alumnos, respectivamente. Y las aulas de P-4 y P-5 suman, de momento, sólo seis alumnos. Estas aulas se han creado para dar respuesta a nuevos alumnos durante el curso. "El goteo de recién llegados es constante y aquí vendrán muchos más porque hay plazas disponibles", admitía la directora. A pesar de que es previsible un incremento de la tasa de alumnos inmigrantes, el curso se inicia con el 95% de alumnado autóctono.
La mayoría de los alumnos entró con buen pie en la escuela. Incluida Cristina, una niña de P-5 que celebraba su cumpleaños y nada más llegar tuvo un disgusto. La directora le dijo a su abuela que la niña no podría repartir caramelos porque están prohibidos: la escuela que se ha adherido a un proyecto europeo de promoción de la salud. Siguiendo este proyecto, los padres deberán adaptarse a un desayuno prefijado en el que se incluyen, según el día, lácteos, fruta, bocadillos y pastelería casera.
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