¿Se puede ser catalán en España y no morir en el intento?
La negociación estatutaria ha resucitado un debate ya clásico en nuestro país, el del dilema entre Catalunya endins y Catalunya enfora. El nacionalismo catalán sigue apostando por el ensimismamiento, algo que le lleva a unas actitudes de resistencia que alimentan el victimismo y que suelen dar buenos réditos electorales, además de retroalimentar al nacionalismo español más rancio. El catalanismo federalista, y en algunas ocasiones incluso el independentismo, centra la apuesta en el reto de la construcción efectiva de esa España plural que por vez primera parece relativamente posible llevar a la práctica. De ahí que brote de nuevo el debate entre una Cataluña encerrada sobre sí misma y una Cataluña abierta al mundo desde su particular encaje en España.
Si uno repasa la programación de las principales cadenas españolas de radio y televisión, advierte que la presencia catalana en ellas es enorme y exitosa
Mientras el debate político sobre el futuro Estatuto de Autonomía discurre por ahí, la realidad social se impone. Lo hace, por ejemplo, en un terreno como el de los grandes medios de comunicación audiovisual, y de modo muy concreto en las principales cadenas de radio y televisión españolas. Sin ánimo alguno de exhaustividad, vayan ahí sólo los nombres de algunos de los muchos profesionales catalanes que acaparan buena parte de las audiencias de radio y televisión en España entera: Xavier Sardà, Andreu Buenafuente, Carles Francino, Gemma Nierga, Àngels Barceló, José Corbacho, Júlia Otero, Mercedes Milà, Lorenzo Milà, Manuel Fuentes, Àngel Llàcer, Carlos Latre, Susanna Griso, Pepe Navarro... Y ello sin olvidar a profesionales formados y crecidos también en Cataluña, como Luis del Olmo y Carlos Herrera, ni a algunas productoras catalanas, como Gestmusic Endemol, Mediapro y Diagonal TV. Si uno repasa las parrillas de programación de las principales cadenas españolas de radio y televisión, advierte que, con una gran diversidad de características y estilos, la presencia catalana en ellas no sólo es enorme, sino que suele ir acompañada por el éxito.
¿Es esto una nueva forma de catalanismo? Me parece que simplemente se trata de llevar a las programaciones de los principales medios audiovisuales españoles lo que desde hace mucho tiempo es ya realidad en la inmensa mayoría de la sociedad catalana, que desea poder seguir siendo catalana en España sin tener necesariamente que morir en el intento. Aunque sea a menudo con la incomprensión de unos radicales de acá y otros radicales de allá, la labor de todos estos profesionales, cada uno con su estilo y sus características, contribuye a hacer realidad ese Catalunya enfora tantas veces reivindicado.
Pero no es sólo en el terreno de los grandes medios audiovisuales donde se advierte esta tendencia. Ahí está el reciente y muy sonado caso de la OPA de Gas Natural a Endesa, absolutamente incomprensible sin la conversión previa de La Caixa en una de las principales instituciones financieras de España -una vieja y hasta ahora jamás alcanzada aspiración del catalanismo no ya político, sino sobre todo económico y social-, así como la cada vez más que probable presentación de la candidatura del actual presidente del Fomento de Trabajo Nacional, Juan Rosell, a la presidencia de la CEOE como relevo de José María Cuevas.
Unos sectores tan fundamen
tales y estratégicos para cualquier sociedad como son los grandes medios de comunicación, el mundo empresarial y las instituciones financieras actúan ya bajo la perspectiva de Catalunya enfora, sin renunciar por ello a su propia personalidad catalana. Lo hacen a menudo ante la incomprensión de algunos sectores de la sociedad catalana y también frente a la cerrazón endémica de algunos sectores de la sociedad española, en particular de aquellos que saben que una España realmente plural atenta contra sus privilegios e intereses. Hay sobrados ejemplos, pero difícilmente se podrán superar jamás los límites alcanzados con la reciente OPA de Gas Natural a Endesa, con motivo de cuya presentación tanto el PP como la caverna mediática más reaccionaria han desatado de nuevo una campaña de anticatalanismo apenas disimulado.
Y ahí llegamos al meollo de la cuestión. A punto de cumplirse ya 30 años de la muerte del dictador y con más de un cuarto de siglo de andadura constitucional y estatutaria, Cataluña se encuentra ante una gran oportunidad histórica, facilitada por la existencia de un Gobierno español como el que preside José Luis Rodríguez Zapatero, que desea llevar a la realidad el anhelado deseo de la España plural, y de un Gobierno de la Generalitat como el que preside Pasqual Maragall, en buena sintonía ideológica y política con el anterior. Si no somos capaces de aprovechar esta oportunidad histórica para avanzar en el sentido de esa Catalunya enfora que tantos deseamos, nos vamos a quedar de nuevo encerrados con un solo juguete.
Jordi García-Soler es periodista.
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