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El investigador Sánchez Tostado rompe mitos sobre la Guerra Civil en Jaén en su nuevo libro

El hispanista Paul Preston prologa la obra y la presentará el próximo miércoles

Víctimas. Jaén en guerra (1936-1950) ve la luz después de tres años de intenso trabajo en los que su autor, el historiador y criminólogo Luis Miguel Sánchez Tostado (Jaén,1962), ha buceado en registros civiles, archivos militares e históricos para sacar a la luz los nombre y apellidos de cerca de 4.000 víctimas de la represión que ambos bandos ejerció durante la Guerra Civil en la provincia. Con más de 200 fotografías inéditas, 150.000 actas de defunción consultadas y otros tantos documentos de la época, el autor rompe mitos sobre episodios vividos durante la contienda, además de recuperar historias personales, entre ellas las de 43 mujeres fusiladas por el régimen franquista.

El hispanista británico Paul Preston firma el prólogo de este libro de algo más de 800 páginas y galardonado con el premio Rafael Ortega Sagrista de Investigación 2004, concedido por el Ayuntamiento de Jaén, quien también lo publica. Preston será el encargado de presentar la obra el próximo miércoles en el Teatro Darymelia de la capital.

El último trabajo de Sánchez Tostado incluye por primera vez un censo nominal de víctimas de los dos bandos clasificado cronológica y geográficamente y que deja entrever cómo fue y se proyectó la violencia en cada uno de los bandos. "A quienes le guste la mitad del libro no le va a gustar la otra mitad, pero es necesario afrontar nuestra historia con rigurosidad sin dejarse llevar por el apasionamientos sentimentales o políticos y rindiendo un justo homenaje a los olvidados durante 70 años", advierte.

Si el coste humano en la retaguardia republicana se contabiliza en 1.800 derechistas muertos en la provincia -el 90% en los primeros seis meses desde el estallido de la guerra, "el periodo de máxima confusión"- el número de republicanos represaliados por el régimen franquista asciende a 3.000. "Se trata de un censo vivo porque lo continúo actualizando para próximas ediciones", matiza Sánchez Tostado, quien también incluye descripciones de víctimas anónimas encontradas en los archivos y que todavía no han sido identificadas por sus familiares.

Tras repasar con documentos de la época la población reclusa de uno y otro bando y las muertes que se produjeron en prisión, donde los derechistas multiplican por cinco y seis veces las víctimas provocadas por la represión republicana, Sánchez Tostado recupera episodios concretos que "sorprenderán" a más de uno porque "desmienten" lo que se ha contado hasta ahora. Entre ellos se encuentra el de los trenes de la muerte, donde dos expediciones de presos derechistas fueron trasladados de Jaén a Madrid los días 11 y 12 de agosto de 1936. Cerca de 200 murieron a su llegada a Vallecas. "Siempre se ha creído que fue un crimen organizado por las autoridades jiennenses, pero en realidad fue un traslado urgente para evitar un posible asalto a la cárcel como el que había ocurrido días antes en Úbeda donde murieron unos 50 presos", explica Tostado, quien aporta el telegrama que el entonces Gobernador de Jaén, Luis Ríos Zulón, mandó al Director General de Prisiones, Pedro Villar Gómez, quien dimitió tras conocer la barbarie cometida.

Sánchez Tostado también dedica un capítulo a la represión que sufrieron las madres, viudas, hermana o mujeres de presos republicanos, "las grandes olvidadas". El libro recoge cómo los franquistas recorrían los barrios más humildes para sacarlas de sus casas y raparlas. "Fueron las víctimas que más sufrieron", subraya el autor, quien resalta la vida de Dolores García Negrete, mujer y madre de una gran saga de médicos, como Federico del Castillo, quien tras quedarse viuda se entregó a la causa republicana pronunciando mítines, haciendo colectas para los más pobres -incluso para los falangistas, tal y como prueba el libro- y organizando el avituallamiento de las tropas hasta que cayó presa y fue fusilada.

Otros testimonios esclarecen episodios como el pacto suscrito entre socialistas y rebeldes para la entrega de la ciudad en el último día de guerra (donde 200 cargos políticos de la República fueron traicionados cayendo en manos de los rebeldes) o sucesos como el bombardeo de la aviación nazi sobre niños y mujeres el 1 de abril de 1937, que ocasionó 158 muertes. Además, Sánchez Tostado, (autor también de La fosa del Tamaral, Vivir para contarlo, sobre el drama de la guerrilla antifranquista en Sierra Morena, y La guerra no acabó en el 39) rescata del olvido la suerte dispar que vivieron responsables políticos como los diputados socialistas Alejandro Peris Caruana y José López Quero; el alcalde de Jaén, José Campos o los comunistas Cristóbal Valenzuela o José Aroca, entre otros.

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