El recorte de los fondos públicos amenaza al teatro de La Fenice
El director cree que deberá suspender funciones previstas para 2006
De la fachada del teatro de La Fenice cuelga una enorme manta negra con letras blancas: "Del fuego se renace, de la ignorancia no". La frase resume la preocupación en el teatro lírico por el recorte de ocho millones de euros en su presupuesto. La temporada se abrió ayer con La juive, de Günter Kramer. Antes del inicio del espectáculo, detrás del telón, el coro cantó un fragmento de Va pensiero, de Nabucco. Luego, el silencio invadió la sala y una voz dijo: "Esto es lo que puede suceder si se reduce el presupuesto".
El director general del teatro, Giampaolo Vianello, comenta que el futuro no es para nada optimista. "No es que el teatro esté cerrando sus puertas, pero su supervivencia está en peligro". Ello es debido a que el Fondo Único para el Espectáculo (FUS), la partida que el Estado destina a las actividades musicales y teatrales, se ha visto este año reducida de manera drástica. Le ley de financiación para 2006, que será aprobada hoy en la Cámara de los Diputados, prevé un 40% menos para el FUS, es decir, de 465 millones se pasará a 300 millones. Luego, pasará al Senado.
El cierre del grifo perjudica el funcionamiento del teatro veneciano, que ha visto disminuido en ocho millones de euros el presupuesto para esta temporada. A ello se suman las reducciones de años anteriores. "Trabajar con menos dinero puede ser un desastre, una tragedia, pues tendríamos que suspender algunas de las funciones programadas a partir de enero de 2006", apunta Vianello.
A los empleados les preocupa sus puestos de trabajo y el futuro del teatro, reabierto en 2004. "Es como si nos hubieran dado un caramelo y ahora nos lo quitan. Durante la reconstrucción [tras el incendio de 1996], esperábamos con ansia regresar a nuestro querido teatro. Todo esto me da mucha tristeza", comenta Michelle Benatello, técnico de sonido. Por el momento, según Vianello, no será despedido ningún trabajador, pero sí se baraja la posibilidad de suspender las obras más costosas.
Vianello ha criticado con vehemencia los criterios con que el Gobierno italiano ha reducido la financiación para la cultura y el espectáculo. "Me parece una actitud estúpida y arrogante", declara. Se necesitan 37,5 millones de euros anuales para poner en marcha la maquinaria artística. De esta cantidad, 19 millones se destinan a los salarios de los 300 empleados fijos; 3,5 millones a seguridad, agua, teléfono y otros gastos. El transporte de las escenografías y otras partidas ascienden a cinco millones y otros 10 millones se destinan a la producción artística.
Los trabajadores del teatro han decidido protestar sin recurrir a la huelga, y han iniciado una serie de estrategias para sensibilizar al público. A la protesta de ayer del coro, se suman jornadas de puertas abiertas gratuitas. Según el tenor y sindicalista Luca Favaron, peligran los 14 teatros nacionales de ópera y 60.000 puestos de trabajo.
Babelia
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