"No puedo respirar, creo que me he roto algo, me duele la cabeza"
La guardia trabaja para tomar el primer rizo en la vela mayor. Estamos atados con los arneses de seguridad para evitar que las olas que barren la cubierta nos arranquen materialmente de la nave. Una ola en la que el barco se sumerge me arranca del timón y me quedo colgando del arnés. No puedo respirar. Creo que me he roto algo, pero no sé exactamente qué. Me duele la cabeza, las costillas... Durante unos minutos, me sale agua salada por la nariz. Me desconectan del arnés mientras Neal McDonald sujeta el timón para que el barco no se vaya desbocado de su rumbo. Oigo que me preguntan si estoy bien, pero no puedo hablar ni respirar. Poco a poco, me voy recuperando de todas las magulladuras. Creo que la peor es en un dedo de la mano izquierda. Me lo miran y parecen que está roto. Me lo inmovilizan y... a seguir, que aquí no ha pasado nada.
Otra clavada en una ola y esta vez les toca a otros dos tripulantes: uno sale literalmente barrido hasta la popa del barco y el otro se da un fuerte golpe en la cabeza con una certera ola que le ataca los pies como si de un luchador de taekwondo se tratara.
En mi vida había visto unos barcos tan difíciles de controlar. Y recuerdo aquello que tantas veces me repito: para llegar primero, primero hay que llegar. Al cabo de unas horas, recibimos un correo del Movistar: se ha roto y se retira. Vaya... Por un lado, me entristece porque somos deportistas y nos gusta ganar compitiendo. Y porque en su tripulación hay dos españoles, Xabi
[Fernández] y Pepe [Ribes] que son excelentes regatistas. Al cabo de unas horas, en el siguiente comunicado, también cae el norteamericano Paul Cayard y los Piratas del Caribe. Desconocemos el porqué, ya que la organización no nos lo comunica. Horas más tarde, el barco australiano tiene que parar en Madeira. En tres días, sólo cuatro seguimos en competición: un triste comienzo.
Hoy ha salido el sol. Estamos casi a la altura de las islas Canarias, aunque mucho más al Oeste, y nos hemos podido sacar la ropa mojada de los últimos tres días y ponerla a secar. Hemos podido comer algo caliente y empezar con la vida más o menos normal. También hemos ordenado el caos y achicar el barco. Magnus [Woxen, tripulante sueco] me ha confeccionado una inmovilización con el kit médico y he empezado a tomar antiinflamatorios. Físicamente, estamos muy cansados y hemos empezado a tomar vitaminas y reconstituyentes para poder seguir con fuerza la lucha con los demás barcos. De momento, el Brasil 1 está en cabeza de la flota o de lo que queda de ella. Parece que han tenido un poco más de viento al Este. Nosotros hemos preferido seguir los cambios de viento por el medio, entre los ABN AMRO y el Brasil 1. Hemos hecho unas 16 trasluchadas (virajes a favor del viento) durante el día. Y en cada una de ellas se levanta a toda la tripulación, por lo que en cuatro días, entre pitos y flautas, sólo he dormido unas pocas horas. Pero, por lo menos, seguimos en regata.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.