Los chóferes de Llorente desconvocan los paros de hoy y mañana
50.000 usuarios del corredor de la zona de la A-6 se quedaron sin servicio por segundo día
Los 280 chóferes de autobuses Llorente, en huelga desde hace mes y medio, anunciaron ayer la desconvocatoria de los paros previstos para hoy y mañana en gesto de "buena voluntad y para propiciar la negociación" con la empresa. Ambas partes se reunirán hoy. La segunda jornada consecutiva sin servicios mínimos dejó ayer en tierra a 50.000 usuarios de los autobuses que unen Madrid con Pozuelo, Majadahonda, Las Rozas y Boadilla del Monte.
Los conductores anunciaron ayer la suspensión de los paros a última hora de la tarde. Empresa y huelguistas se sentarán a negociar hoy en el Consorcio Regional de Transportes tras mes y medio de huelga y sin que anoche las partes todavía no se hubieran visto las caras. La Consejería de Transportes e Infraestructuras actuó como mediador y el compromiso se reunión.
Los empleados piden a los directivos de la compañía que se les abonen las horas extras -entre media y una hora cada día-, turnos fijos, y un mantenimiento adecuado de los vehículos.
Manuel Martínez Luján, de CC OO, presidente del Comité de Empresa, explicó que el Consorcio de Transportes se puso en contacto con ellos para intentar desbloquear la situación. "Se ofrecieron a actuar de mediadores, y nos dijeron que presentáramos alguna propuesta. Vamos a trabajar en ello", explicó. En cualquier caso, los conductores justificaron que se anulasen los paros de hoy y mañana "como gesto de buena voluntad y para propiciar la negociación con la empresa". Pero también advierten de que si no hay acuerdo esta semana, retomarán las movilizaciones el próximo lunes.
El cansancio se percibe en el rostro de los huelguistas. Aseguran que su deseo es llegar a una solución del conflicto. "Entendemos a los usuarios. Son muchos días de huelga, y repercute en sus trabajos. Pero la empresa no se quería sentar a negociar", sostiene José Antonio Sainz, portavoz del comité de huelga.
Unas horas antes del anuncio, el desencuentro entre ambas partes era palpable. Agentes de la policía custodiaban ayer las dos entradas de las cocheras de la empresa Llorente, situadas en Pozuelo de Alarcón, así como las principales cabeceras de los autobuses.
La Delegación de Gobierno había dado instrucciones para incrementar la presencia policial y evitar incidentes como los que se produjeron el lunes, que desembocaron en agresiones de los viajeros a los conductores y la negativa de éstos a cumplir los servicios mínimos si no se garantizaba su seguridad. Sin embargo, la mañana transcurrió tranquila.
En la caseta de información del intercambiador de Moncloa, uno de los centros de actividad de la Llorente, una empleada, con cara de cansancio, repetía amablemente, una y otra vez, que no había autobuses "ni a Pozuelo, ni a Majadahonda". Tras la contestación se oía alguna voz incrédula que preguntaba: "¿Ninguno?".
A pesar de eso, la gente se resistía a creerlo y hacía cola en las dársenas. "Una señora me ha dicho que van a restablecer el servicio a las 10, y ya que he venido lo voy a intentar. Tengo que llegar a mi trabajo, y el Cercanías me deja muy lejos de mi destino", decía María, empleada de unos grandes almacenes sitos en el polígono El Carralero, de Majadahonda.
Tanto el portavoz del grupo socialista en la Asamblea de Madrid, Rafael Simancas, como el de IU, Fernando Marín, reclamaron ayer la intervención del Ejecutivo regional para poner fin al conflicto laboral que mantiene a los empleados de la empresa Llorente en huelga, informa Soledad Alcaide.
"El Gobierno de Esperanza Aguirre no puede mantenerse al margen de los conflictos del transporte, que afectan a la movilidad en fechas claves", recalcó el líder socialista madrileño.
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