Desasosiego entre los alfareros
La intranquilidad por el futuro del sector se hace patente, especialmente, entre las industrias de alfarería tradicional, que temen ser las que paguen la reconversión de la industria local. La mayoría tienen los hornos de gasóleo y, sobre todo, de leña, que son los que emiten las emisiones de humo más intensas, aunque los empresarios sostienen que no es contaminante. "El horno de leña sólo se quema una o dos veces a la semana y el de las ladrilleras es constante, todos los días", asegura Juan Soriano, presidente de la Asociación de Alfareros, que agrupa a 43 de las 82 industrias del sector alfarero que hay en la localidad, muchas de ellas con una antigüedad de más de 200 años.
Soriano subraya que su sector tan sólo concentra entre el 5% y el 10% de la contaminación del municipio. Se trata de industrias familiares, en su mayor parte, con una producción media anual de algo más de 12 toneladas y que no tienen potencial económico para hacer frente a la renovación tecnológica necesaria para poder obtener el certificado de calidad ambiental que les permita seguir adelante con su actividad.
"Con el dinero que se arregla el problema de una ladrillera se arregla el de las 82 alfarerías de Bailén", indica Soriano. Una de las alternativas barajadas, la introducción del gas natural, la contemplan los alfareros como cara e insuficiente -"no hay gas para todos", aseguran-, y rechazan, por ineficaz, otra medida barajada en el Plan de Calidad, como es el emplear un lavador húmedo para la depuración de los gases.
"La cuerda se está rompiendo por los más pequeños y los más débiles. Si nos siguen ahogando y poniendo trabas nos van a abocar al cierre", advierte el presidente de los alfareros, quien añade que esta incertidumbre se suma al momento que atraviesa el sector por la competencia de la cerámica china.
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