Los pliegos
Una decena de furgonetas atravesaron Madrid a paso procesional, de Génova a Carrera de San Jerónimo, sin otro despropósito que el de salvar a ¡España! Cual gigantescos paladines de la libertad, las carretillas mecánicas descargaron ante la sede del pueblo soberano 400 cajas que contenían 450.000 pliegos con sus cuatro millones de firmas (y pico). Oh, proeza. Me resultan emocionantes la intención de las rúbricas, su ingente recogida previa y la puesta en escena de la memorable entrega al Congreso de los Diputados. Pero aquello que más en lo hondo me alcanza, a nivel ceremonia de entrega, es que el Partido Popular haya dado tanto trabajo a la industria productora de papel.
Los del Estatuto, en cambio, ¿se acuerdan de que lo llevaron a la capital del Reino en un minúsculo dispositivo USB de almacenamiento masivo? Ordinarios a la par que mezquinos, los catalanes. Reacios a gastar en resmas e invertir en tinta. Y además, faltos de respeto para con esa integridad de ¡España!, contra la que se disponían a arremeter. Si, al menos, hubieran envuelto el producto de sus intrigas en aquellas hojas ásperas con las que, antes de los supermercados, solíamos envolver los arenques y el bacalao.
Don Mariano, en cambio, fue todo un clásico. Con ese aire noble que luce, de protagonista de zarzuela, y con tantos bloques de autógrafos patrios en su derredor, conformaba la figura del héroe, del que viene pisándose el chaqué para salvar a Luisa Fernanda.
Casi le admiré en el sentido operístico, viéndole un punto: "Madamina, il catalogo è questo", muy adecuado para el Año Mozart, presentándonos, cual airoso y concienzudo Leporello, el listado de las adhesiones que ha obtenido su amo, el PP, para poderse dedicar en adelante y en cuerpo, alma y disfraz del Cid Campeador, a la reconquista de ¡España!
Cuatro millones (y pico) de respetabilísimos ciudadanos, de españoles superlativos, alarmados ante la posibilidad de desgarramiento de himen u otras membranas del Solar Patrio, han depositado su firma en manos del opositor. Eso debe movernos a respeto.
Ojo con los paisanos que se paran ante las obras públicas. Igual no son simples curiosos, sino que están evaluando las Grietas Territoriales.
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