Historia viva

Una seña de identidad canaria. Historia viva de su música. Siete calles de Tenerife, Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote llevan hoy el nombre de Los Sabandeños. Moverlos -son 30- equivale en cuanto a logística a desplazar una orquesta sinfónica. También van uniformados: pantalón negro con camisa blanca, fajín rojo, calzado de color beis y la manta blanca -prenda de lana que fue común entre los campesinos de Tenerife- que dejaron caer de sus hombros tras la primera canción.

Empezaron con isas, seguidillas, folías... y luego cruzaron ese mar bravo por el que miles de canarios llegaron a América. Tierras de boleros, chamamés, zambas o cuecas. Cantaron a esa Cuba por la que hay predilección en Canarias, y asunto del último disco de Los Sabandeños, que convenía publicitar.

Cuarenta años después de su fundación en una finca de Punta del Hidalgo sólo quedan cinco miembros. Varios jóvenes traen savia nueva a estos herederos de Los Huaracheros, que han sabido preservar una afición -cada uno vive de su trabajo o, como Elfidio Alonso, su director y ex alcalde de La Laguna, de la jubilación-, no reñida con la seriedad, disciplina y rigor de su trabajo. De aquellas lejanas parrandas quedó esta agrupación que le ha dado nueva voz al folclor insular.