La Unión Europea prepara medidas para endurecer la seguridad en los vuelos
Las autoridades plantean que se exija a las aerolíneas los datos privados de los viajeros
Volar podría dejar de ser fácil, rápido y cada vez más barato. A principios de agosto, sendos cazas escoltaron un avión que viajaba de Londres a Washington y que acabó desviado a Boston por miedo a un ataque terrorista. La amenaza en aquella ocasión fue una mujer alterada y que llevaba encima un tubo de crema para las manos y una caja de cerillas como todo armamento. Los fallidos atentados terroristas en Reino Unido han propagado el nerviosismo entre los viajeros, y han empujado a los legisladores europeos a trabajar en el endurecimiento de las medidas de seguridad aérea.
El pasado viernes, las autoridades de EE UU desviaron varios vuelos por supuestas amenazas que al final resultaron ser falsas. También este mes, los pasajeros de un vuelo Málaga-Manchester se negaron a que el avión despegara por la presencia de dos jóvenes árabes a bordo. ¿Qué está pasando? Los atentados fallidos en Reino Unido, en los que la policía descubrió que un grupo de fanáticos pretendía hacer estallar aviones en pleno vuelo, han desatado un nerviosismo colectivo y la conciencia renovada de que las amenazas de los terroristas van en serio.
Mientras países como Reino Unido han endurecido las medidas de seguridad para los viajeros, los legisladores europeos trabajan ahora con una batería de medidas como tener acceso a un listado de datos personales del pasajero, con las que pretenden poner diques al mar, es decir, impedir que los que se quieran inmolar lo hagan llevándose a cientos de personas por delante. Y algunos aeropuertos, ante la sangría económica que suponen las nuevas medidas de seguridad y los retrasos que provocan, han ideado programas voluntarios como el de la identificación a través del iris en Holanda, gracias a los cuales los pasajeros se evitan las colas del control de pasaportes.
Esta semana, expertos de aviación civil de la Unión Europea se reunirán en Bruselas para analizar la viabilidad técnica de las nuevas medidas, algunas de ellas tan polémicas como la transferencia a las autoridades de hasta 39 datos personales o la identificación a través de datos biométricos.
Tras descubrirse el compló terrorista británico, Londres prohibió llevar equipaje de mano, y más tarde relajó la restricción, pero sigue sin permitir la entrada de líquidos -susceptibles de contener explosivos como los que pretendían emplear los terroristas- en el avión. La prensa británica desveló incluso las intenciones del Gobierno de Tony Blair de seleccionar a personas que por sus características étnicas pudieran resultar sospechosas, para someterlas a controles más exhaustivos. A Downing Street le gustaría que los controles británicos se aplicaran en todos los aeropuertos de la UE, y por eso, el pasado viernes, Londres volvió a exigir a la Unión una homogeneización de las medidas. En Bruselas escuchan, aunque de momento no prevén una homogeneización a muy corto plazo.
Opciones abiertas
"Todas las opciones están abiertas", explica sin embargo Stefaan de Rynck, portavoz europeo de Transportes. El próximo miércoles, expertos de los Veinticinco se reunirán en Bruselas para "empezar a ver qué nuevas medidas se aplican a la luz de las recientes amenazas" y para "analizar la viabilidad técnica" de algunas propuestas que están sobre la mesa, según De Rynck.
El 11-S supuso el gran cambio en las reglas europeas de aviación civil, pero superado el trauma inicial, y en tiempos de retraimiento de la construcción europea, los países de la UE han vuelto en los últimos años a las trincheras soberanistas, y países como Holanda o Alemania han vetado acuerdos que hubieran implicado ceder competencias a la UE en materia de Interior. Fuentes comunitarias sostienen que los recientes sucesos en Reino Unido podrían suponer, sin embargo, la gran oportunidad de animar a los más euroescépticos, que podrían estar dispuestos a dar el visto bueno a nuevas regulaciones antiterroristas y de seguridad aérea. Finlandia, que preside este semestre la UE, ya ha anunciado que endurecer la regulación sobre la seguridad aérea será una de las prioridades de su mandato.
Una de las propuestas europeas que tiene grandes posibilidades de salir adelante es la del acceso de los Gobiernos a un listado de datos personales de los viajeros tales como el teléfono, la información de la tarjeta de crédito, su domicilio y su itinerario de viaje. Actualmente, la UE proporciona hasta 39 datos a Washington de pasajeros que vuelan desde Europa a EE UU, en virtud de un acuerdo que expira a finales de septiembre y que el tribunal de justicia europeo declaró ilegal por cuestiones formales y no de fondo. Los europeos se plantean ahora exigir esos datos a todos los países de los que procedan viajeros que aterricen en Europa, e incluso incluir los vuelos intraeuropeos. "La idea es que los Gobiernos de la UE puedan acceder a los datos que manejan las agencias de viajes, o que el viajero introduce en la página de Internet cuando hace la reserva", explica Friso Roscam Abbing, portavoz de Justicia e Interior de la Comisión Europea.
Otra de las ideas que tiene visos de salir adelante es la de la identificación del pasajero a través de datos biométricos como el iris, ya implantada de manera voluntaria en aeropuertos como el de Holanda.
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