La compleja herencia que deja Montilla
El nuevo ministro de Industria deberá lidiar en poco tiempo con la 'guerra' por Endesa, enfrentamiento con Bruselas incluido, e intentar la liberalización del sector eléctrico
José Montilla, que regresa plenamente a la arena política catalana como candidato socialista a la presidencia de la Generalitat, no esconde que es hombre de dormir poco. Las horas de vigilia le resultaron valiosas en su aterrizaje en Madrid, hace dos años largos, porque el ex alcalde de Cornellà (Barcelona) tuvo que empaparse de los voluminosos dosieres del macroministerio que cayó bajo sus manos tras la formación del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Un ministerio que abarca desde el automóvil hasta las telecomunicaciones, pasando por la minería, el comercio, el turismo o el audiovisual.
Su sucesor en el cargo, Joan Clos, no tendrá mucho tiempo para ponerse al día en lo que queda de legislatura. Y su desembarco en el Ministerio de Industria, cuya recuperación fue celebrada en su momento por los agentes sociales, topará con una agenda compleja y con grandes retos.
El PP critica la dedicación de Montilla a la política catalana en paralelo al ministerio
Clos pondrá los pies en el ministerio la semana próxima, justo cuando se cumple el primer aniversario del lanzamiento de la oferta pública de adquisición (OPA) de la catalana Gas Natural, controlada por La Caixa y Repsol YPF, sobre el primer grupo eléctrico del país, Endesa. La gasista tiene como rival desde el pasado febrero a la compañía energética alemana E.ON, y dos decisiones judiciales mantienen paralizada su oferta. La enconada guerra, pendiente de resolverse y que ha derivado en un choque entre el Gobierno y Bruselas por las condiciones impuestas a la oferta alemana por la Comisión Nacional de la Energía (CNE), ha acompañado la andadura de Montilla. Y es la mayor patata caliente que recae sobre Clos.
"Las OPA han consumido la energía de Montilla a la hora de ocuparse del ministerio, donde, además, ha actuado con un intervencionismo descarado", critica el secretario ejecutivo de Economía y Empleo del Partido Popular (PP), Miguel Arias Cañete.
El PP no ha dado tregua a José Montilla en estos dos años, porque atacar su figura política era intentar matar dos pájaros de un tiro: disparaba contra la gestión de un ministro que ha defendido la creación de un grupo energético español impulsado por La Caixa frente a una oferta extranjera, y al tiempo, aprovechando que Montilla es también primer secretario de los socialistas catalanes, disparaba contra el nuevo Estatuto catalán y contra el tripartito que ha gobernado la Generalitat hasta hace pocos meses. "Es que Montilla ha estado muy preocupado por desplazar a Pasqual Maragall (actual presidente catalán) y muy dedicado a la política catalana", justifica Arias Cañete.
En la campaña contra el ministro de Industria no ha habido respiros, hasta el punto de que los partidos catalanes, estuvieran o no en la oposición en Cataluña, se han sentido cerca del ministro.
"El linchamiento al que ha sido sometido Montilla es una gran injusticia, y está claro que Esquerra Republicana (ERC) ha estado siempre a su lado", señala al respecto Joan Tardà, portavoz de ERC en el Congreso de los Diputados. Para Tardà, la condición de catalán -de adopción- de Montilla ha demostrado incluso que "ser catalán en Madrid es una especie de agujero negro y que, pese a que el carácter de Montilla haya podido amortiguar esta circunstancia, el ministro no ha escapado al escaso margen de actuación del socialismo catalán respecto del socialismo español. El PSC es el mar, pero el PSOE es el océano".
Joan Clos, alcalde de Barcelona y médico de formación, tendrá pronto ocasión de comprobar qué hay de cierto en estas afirmaciones. En la capital catalana, cuyas finanzas ha saneado y que hoy no le mima con los niveles de aceptación del pasado, la apuesta industrial particular de este piloto de avionetas ha sido la de promover la aeronáutica, que en Cataluña tiene pasado. La apuesta más seria de España en este campo es su participación en el grupo paneuropeo EADS, pero el peso del capital público español (5,4%) en el consorcio acaba de ser prácticamente igualado por un banco público de Rusia, el Vneshtorgbank.
Los desafíos de la cartera son muchos y variados, según con quién se hable. El secretario general de UGT, Cándido Méndez, reprocha a Montilla no haber constituido una mesa para debatir la política industrial "y para decidir cómo emplear el fondo tecnológico y el fondo contra la deslocalización industrial". Los sindicatos celebran el plan de renovación del carbón, la actuación con los astilleros o el acuerdo con el sector textil. "Pero todos esperábamos más. Parece que Montilla ha estado más ocupado en la política catalana que en Industria", reflexiona Ignacio Fernández Toxo, desde Comisiones Obreras. Que añade: "Falta una política energética global para España".
Siempre reaparece la energía. "En la OPA ha jugado a ser juez y parte", opina Antoni Fernández Teixidó, ex consejero catalán de Industria y diputado portavoz responsable de Economía de CiU. Su compañero de partido en Madrid, Josep Sánchez-Llibre, habla de "gestión precipitada" de la OPA.
Fuentes socialistas insisten en que "cualquiera hubiera hecho lo mismo sentado en el despacho del ministro de Industria de España", pero añaden que "tal vez Montilla hubiera debido compartir más espacio en este tema con el vicepresidente económico", Pedro Solbes. Las fricciones puntuales entre ambos ministros son conocidas, en aspectos como la legislación de los horarios comerciales -las posiciones de Montilla, que dio manga ancha a las autonomías para decidir, fueron saludadas ayer por el pequeño comercio- o las deducciones en innovación.
A Solbes se le atribuye reticencia a las 19 condiciones impuestas por la CNE, el regulador del sector energético, a la oferta de E.ON, que deja a Clos un enfrentamiento con Bruselas sobre la mesa del despacho. La CNE actuó porque el Gobierno amplió sus competencias. "El contencioso con la UE es un mal legado, en un sector que tiene pendiente la liberalización", opina Arias-Cañete.
"Entiendo que se quiera defender a un jugador, pero quizá se pudiera haber intentado propiciar soluciones que salieran de la propia industria", opina Manuel Melgar, ex presidente de la comisión de Industria de la patronal CEOE y de la patronal cementera, satisfecho por otra parte con el contrapeso que Industria supuso frente a Medio Ambiente al elaborar el plan nacional de asignaciones para cumplir con Kyoto.
Es el mismo contrapeso que Izquierda Verde critica. "Las tesis de Industria se han impuesto y el sector está decepcionado. Tampoco ha habido una estrategia contundente para impulsar las energías renovables y para responder al reto de la eficiencia y el ahorro energéticos", señala Joan Herrera, portavoz del grupo. Pese al Plan de Eficiencia Energética y al Plan de Energías Renovables de Montilla, las críticas de la izquierda las comparten ERC y CiU.
Más allá de la OPA, Montilla ha tomado decisiones de peso en materia energética. Por ejemplo, modificar la regulación del mercado mayorista eléctrico para evitar la "manipulación continuada" de los precios e intentar contener el llamado déficit tarifario (diferencia entre lo que suben las tarifas y lo que cuesta producir energía). Medidas como ésta, que implican limitar el precio en las transacciones del mercado mayorista a 42,3 euros por MegawatioHora entre empresas del mismo grupo, han causado cierta conmoción en el sector, que Clos también heredará dividido a raíz de la OPA de Gas Natural. El pacto de la gasista con Iberdrola para la compraventa de activos de Endesa ha roto el lobby eléctrico. El desgaste por las batallas eléctricas se relaciona con la dimisión de un experto con el que Clos no podrá contar, Antonio Fernández Segura, secretario general de Energía.
Clos tampoco encontrará tranquilos a los operadores de telecomunicaciones, en cuyo terreno el gran reto es la bajada de precios en la telefonía móvil y la introducción de mayor competencia. El cuarto operador del sector, Xfera, que en principio debería estrenarse en diciembre, puede ayudar. El sector también echa chispas por el impulso de los operadores móviles virtuales, que no disponen de red propia, sino que alquilan la de las demás. Las condiciones para ello han sido cuestionadas por Vodafone, Amena-Orange y Telefónica Móviles.
Pese a la apuesta por abrir mercado en las economías emergentes, una de las prioridades de Montilla junto a los apoyos a la internacionalización, y el aumento de las exportaciones, el nuevo ministro tendrá que lidiar con el crecimiento del déficit comercial español, que en el primer semestre de 2006 aumentó el 19,5%. Podría decirse que el sector turístico, que vive su mejor verano desde 2001, da una tregua al ministerio. Pero los ingresos por visitante no aumentan. Según Exceltur, este año podrían caer un 3,5%.
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