"No se presta suficiente atención a los niños porque apenas cuentan en los resultados"
Eladio Jareño (Barcelona, 1958), director de programas infantiles de TVE desde 2004, defiende la importancia de los espacios destinados a los pequeños de la casa, que a su juicio han de ser educativos y transmitir valores. Licenciado en Ciencias de la Información, el periodista barcelonés ha colaborado en la gestación de algunos de los espacios que actualmente emite TVE, como Los lunnis, cuyos personajes son ya todo un fenómeno social. En el centro de Sant Cugat (Barcelona) también se produce Leonart, serie infantil estrenada esta temporada con el mundo de la ciencia como hilo conductor.
Pregunta. Desde que ocupó la dirección del departamento de programas infantiles, ¿cómo ha evolucionado la oferta de TVE?
Respuesta. En la cadena ha habido una sensibilidad creciente por la programación infantil. Hace tres años suponía un 3% del total de la emisión, y ahora llega al 12%. En 2003 vieron la luz Los lunnis, un programa de producción propia que comenzó con ocho muñecos. También se ha creado la dirección de programas infantiles con sede en Sant Cugat y se ha impulsado el canal temático Clan TVE (TDT). Los niños apenas cuentan en los resultados de las audiencias, así que a veces no se les presta suficiente atención. Pero ahí es donde se demuestra la función de la televisión pública.
P. ¿Cuáles son sus premisas en el trabajo diario?
R. Nuestros programas han de entretener y divertir, pero también formar y ofrecer valores. En Leonart intentamos estimular el interés del niño. Con los cursos de inglés de Los lunnis queremos introducirles en el aprendizaje de otros idiomas.
P. ¿Alguien imaginó que Los lunnis iba a crecer tanto?
R. El éxito ha superado cualquier expectativa. Y creo que se debe a que llenamos un vacío en la programación con un producto de calidad. Hasta aquel momento había habido un abandono tremendo del público infantil por parte de las televisiones.
P. Y a estas alturas ya ha traspasado fronteras.
R. Ahora Los lunnis es un producto mundial. Hay un acuerdo con Televisa para su difusión en Latinoamérica, puede verse en Portugal e Italia, y Turquía va a adaptarlo. Actualmente es un producto rentable gracias a la publicidad y la mercadotecnia, y en el futuro pensamos hacer una película.
P. ¿Cuál cree que es la fórmula para seducir al público infantil?
R. Lo importante es definir un proyecto pensando a qué audiencia te diriges y luego hacerlo evolucionar. Y ya no se pueden contar las historias como hace años porque han cambiado los formatos audiovisuales. Hoy en día la composición de un programa ha de ser dinámica, porque el ojo del niño está acostumbrado al videojuego.
P. Una de las últimas apuestas es Leonart.
R. A veces la ciencia genera rechazo, y hay quien piensa incluso que es sólo cosa de chicos. Queremos romper con todo eso y transmitir algunos conceptos básicos de una manera divertida. Los efectos de Leonart los notaremos en unos años, porque va a despertar muchas vocaciones...
P. ¿Qué objetivos se ha marcado la cadena a medio plazo?
R. El vacío que hay que llenar ahora es el de la programación adolescente-juvenil. Deberíamos hacer algún programa de producción propia. Aunque es un público difícil, porque cada vez ve menos la televisión, se interesa más por Internet y los videojuegos, y reclama formatos más transgresores.
P. Hay programas bienintencionados, pero el resto de la rejilla no siempre respeta al niño.
R. Todo lo que no sea publicidad infantil debería estar fuera de esa franja específica. Además, los anuncios que se dirigen a los niños deberían estar más regulados. Sobre todo en los espacios para público preescolar, la publicidad debería ser prácticamente inexistente, porque a esa edad no distinguen muy bien dónde acaba el programa y comienza el spot.
P. ¿Cuáles son todavía las asignaturas pendientes?
R. Creo que todas las televisiones deberían dedicar espacios a la audiencia infantil, que no es una obligación exclusiva de las públicas. Debemos tener en cuenta los horarios protegidos y los contenidos que se emiten en esa franja. Ahora hay una oferta muy reducida para los que tienen entre 10 y 12 años, y si esto no cambia acabarán siguiendo los programas destinados a los mayores.
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