El Piojo, con seis años más
Claudio López, delantero del América, se reencuentra con el Barça,al que metió 12 goles en 14 partidos con el Valencia
La permanente sensación de zozobra que inspiraba en la defensa azulgrana acabó traducida en demoledora estadística. En 14 partidos contra el Barça, Claudio López marcó 12 goles para el Valencia. El raudo vértigo del argentino y su ferocidad rematadora reventaban invariablemente los esquemas defensivos del equipo de Van Gaal desde 1998, cuando Ranieri y después Cúper habían instaurado el balón largo y el contragolpe como patrones de vida en el Valencia.
El delantero acelerado e impreciso que el Valencia había comprado al Racing de Avellaneda en 1996 había encontrado su ecosistema ideal. Y el Barça fue su víctima predilecta. Sergi, el zaguero más veloz de aquellos tiempos, recuerda sus duelos con el suramericano: "Siempre que nos enfrentábamos al Valencia, Van Gaal nos insistía en que tuviéramos cuidado con los pases horizontales en el medio campo. Un error en esa zona, una pérdida del balón, significaba que en un instante gente tan precisa como Mendieta ponía la pelota a la espalda de nuestra defensa. Y ahí, con tanto espacio por delante, la velocidad de Claudio te mataba. Entre que te girabas y arrancabas, por muy rápido que lo hicieras, ya te sacaba cinco metros de ventaja. De todas formas, un jugador así sólo encontraba facilidades contra conjuntos muy ofensivos, como el Barça, que asumía muchos riesgos al jugar con una defensa muy adelantada".
En los estadios italianos, cuyas áreas siempre mostraban una superpoblación de defensores, López encontró menos llanuras para sus cabalgadas. En 2000, tras un curso marcado por sus pésimas relaciones con Cúper, el Valencia le traspasó al Lazio por 35 millones de euros. En su primera campaña, en la que el Lazio defendía el scudetto, sufrió una severa lesión de rodilla y jugó poco. En las dos siguientes hizo goles, pero sin alcanzar la producción rematadora exhibida en sus mejores días en Mestalla. Además, el Lazio entró en un acelerado proceso de decadencia. Sus principales figuras fueron traspasadas y López aceptó la oferta del América.
Llegó a México como un fichaje estelar en 2004, aunque fue en el curso pasado cuando el América disfrutó del reencuentro del Piojo con el gol. Anotó 14 tantos en el Torneo Clausura de 2005, dos de ellos en la final ante el Tecos. El América conquistaba así su décimo y último título nacional.
Pero el suramericano ya tiene 32 años. Seis más que cuando marcó su último gol al Barça. Sus veloces carreras han remitido en amplitud e intensidad. Y el polémico Blanco, una celebridad del fútbol mexicano que militó sin éxito en el Valladolid y cuya carrera combina 127 goles en la Liga mexicana con violentas polémicas, ya cuenta con 33 primaveras.
Los refuerzos del América no han aportado demasiados goles en el reciente Torneo Apertura. El Chivas se proclamó campeón eliminándole en las semifinales. "Falta puntería y sobran revoluciones", avisó entonces el técnico, Luis Fernando Tena. En la eliminatoria del Mundialito con el Jeonbuk, surcoreano, los delanteros tampoco marcaron y el gol de la victoria lo anotó el central chileno Rojas.
Ayer, el entrenador recordaba que al América, en la Liga mexicana, se le exige un fútbol aseado y ofensivo. Pero que también firmó un empate a cuatro con el Barcelona el pasado verano en un partido amistoso en Houston y que lo consiguieron buscando el contragolpe con sus veloces delanteros. Un aviso de cómo visualiza el partido de hoy mientras declara, jocoso, que piensa frenar a Ronaldinho "rezando mucho a todas las vírgenes mexicanas".
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