El Madrid pierde el liderato
El Madrid pierde el liderato El Pamesa, muy fiero, ahoga a Bullock y a Reyes y proporciona la segunda derrota consecutiva al equipo de Plaza
El castillo que el Madrid levantó palmo a palmo durante las 13 primeras jornadas se ha derrumbado en las dos últimas de un manotazo. El Akasvayu descubrió la receta para doblegar al invencible conjunto de Plaza hace unos días y el Pamesa copió ayer la fórmula con un éxito todavía mayor: intensidad al máximo, defensa muy cerrada y un perro de presa sobre Bullock. Acostumbrados a pasearse por cada cancha en el arranque del campeonato, el Madrid ya sabe lo que es perder. Justo ahora que el grupo ha perdido a algunos de sus jugadores (Raúl López y Mumbrú) y que el calendario se empina (Joventut, Tau y la Copa a la vuelta de la esquina).
La fórmula de Plaza tiene un punto débil: Bullock. El escolta es el metrónomo de su equipo. Es decir, es a la vez la solución y el problema. Cuando arranca, es imparable. Pero cuando el rival lo ahoga en defensa, el Madrid dobla las rodillas. Más todavía si el otro jefe en la pista, Felipe Reyes, anda igual de vigilado. Al pívot se le multiplicó el trabajo contra el Pamesa. Si en una canasta se veía las caras con el músculo de Garcés, que fue su sombra, en la otra le tocaba defender a un escurridizo Milojevic, que no le dio tregua.
PAMESA VALENCIA 87 - REAL MADRID 79
Pamesa Valencia: Oliver (8), Douglas (26), Mujezinovic (13), Garcés (13), Timinskas (6) -cinco inicial- Stefansson, Avdalovic (11), Chiacig, y Milojevic (10).
Real Madrid: Bullock (21), Smith (9), Reyes (18), Hervelle (2), Tunçeri (11) -cinco inicial- Nguema, Varda, Hernández Sonseca (5), Tomas (13).
Árbitros: García Ortiz, García González y Sacristán.
Unos 8.000 espectadores en el pabellón municipal Fuente San Luis.
El conjunto valenciano ha experimentado una transformación desde que el griego Katsikaris aterrizó en el banquillo. El equipo es otro, más rápido, alegre y agresivo. Y nadie mejor para demostrarlo que Douglas, un tirador que llegó a fallar 20 triples seguidos y que ayer fue el azote del Madrid desde el perímetro. Douglas espoleó al Pamesa en el primer cuatro (11 puntos) y cerró el partido en el último con dos triples que volvieron inútil cualquier intento de remontada. Del equipo depresivo que fue colista de la ACB ya no queda ni rastro.
El Pamesa despegó en quinta marcha. Recuperado el balón, todos sus jugadores buscaban la canasta como cohetes. Al Madrid, tapado por Bullock y lastrado por las faltas, le costó coger el ritmo y cedió el timón del encuentro. El Pamesa recurrió a la defensa en zona y cerró el rebote con Garcés, imperial bajo los aros, donde se vivió una lucha sin descanso. El Madrid mantuvo el tipo y las distancias gracias a Reyes, el único visible en la pista junto a Bullock. Charles Smith sólo apareció al final, con el encuentro casi decidido, y Tunceri y Hervelle aportaron menos que otras ocasiones.
La dependencia del Madrid de su parejita de anotadores fue tal (11 de los 14 puntos en el tercer cuarto) que el equipo se quedó sin ideas más allá de sus dos estandartes. Para ejemplo el primer ataque del último cuarto, culminado con un triple imposible de Bullock desde más de ocho metros. De los actores de reparto apenas hubo noticias, y los protagonistas no pudieron con todo el peso del choque. Sólo cuando el equipo de Plaza movió el balón con paciencia encontró alguna solución. Sobre todo porque el Pamesa, muy pendiente de Bullock, dejaba agujeros en su defensa. Pese a todo, la reacción blanca llegó demasiado tarde.
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