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Un libro repasa la historia de los puentes de tren

El desarrollo del ferrocarril en el siglo XIX revolucionó la construcción de puentes, que debían responder a cada vez mayores exigencias técnicas para soportar el peso y las vibraciones de las locomotoras y los vagones. El ingeniero de Caminos José Serna, miembro de la fundación para el desarrollo de la ingeniería y la arquitectura Esteyco, ha recogido la historia de los viaductos ferroviarios en el libro Los puentes del tren, editado por la propia fundación, en el que estudia casi un millar de construcciones, desde los puentes de arcos de piedra y plataformas de madera de principios del XIX a las modernas estructuras adecuadas para salvar obstáculos geológicos al servicio de los trenes de alta velocidad.

El puente nació con vocación funcional, pero ha sido también a lo largo de la historia una obra de fuerte impacto visual, que humaniza el paisaje, señala Serna. "Siempre ha habido puentes bonitos y feos, pero últimamente la sociedad demanda que el puente ofrezca un valor añadido, una carga formal", explica. Entre otros, el ingeniero destaca el de Oresund, que une Dinamarca y Suecia, por su grandiosidad.

Serna explica que el avance en el uso de materiales marca los hitos en el desarrollo de los puentes. A mediados del siglo XIX se empezó a experimentar con el uso del hierro. Para la portada de su libro, Serna ha elegido una imagen de un tren cruzando el puente de hierro que salva el estuario del Forth, con sus más de 500 metros de luz, una obra épica. Con su construcción se eliminaba la barrera más importante para comunicar Edimburgo con Inglaterra.

Esta obra, finalizada en 1889, triplicó lo conseguido por los ingenieros en cualquier puente anterior y muestra el dominio en la construcción de estructuras metálicas sobre torres de sillería. "El puente sobre el estuario del Forth salvó un obstáculo que hasta entonces se consideraba insalvable. Es la obra cumbre de la ingeniería británica de la época victoriana. El ferrocarril estuvo entonces en el corazón de la revolución industrial", indica.

El uso del hormigón y los puentes atirantados marcan la evolución en el siglo XX. Las viaductos deben adaptarse ahora a la alta velocidad. Las enormes inversiones necesarias han vuelto a poner de actualidad el diseño de puentes ferroviarios. "Las exigencias se llevan al extremo, para garantizar la seguridad y el confort, pero es una experiencia joven, que todavia se puede innovar", concluye Serna.

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