Avril Lavigne, una rockera estable
Se presentó como una Britney Spears mala. Hoy los papeles han cambiado
Avril Lavigne comenzó su carrera a la sombra de la multicitada y ahora caída en desgracia Britney Spears. Cuando grabó su primer disco, en 2001, Britney llevaba dos años de carrera y comenzaba a consolidarse como princesa del pop -antes, claro, del look don limpio desquiciado-, y Lavigne era calificada por la prensa como una especie de Britney mala en versión rockera.
En esa época Spears decía que era virgen y tenía credibilidad; era, incluso, un modelo para las niñas estadounidenses. Lavigne, canadiense de nacimiento y dos años menor que Britney, era lo opuesto y escandalizaba a las madres con sus borracheras y su vestimenta y actitud de acosadora de instituto. Quizá, en el papel, Lavigne tenía más posibilidades de acabar en un centro de rehabilitación.
"Cuando tomaba unas copas solía gritar y quitarme el top, pero hace algunos años que no lo hago", reflexionó una Lavigne madura y centrada, en una entrevista a la revista Arena. Explicó, también, que su último disco The best damn thing, lo grabó ebria: "Me lo pase muy bien, nos emborrachamos, pedíamos comida chatarra y creo que eso se puede palpar en el disco", una forma diferente de publicitar su trabajo.
La vida da muchas vueltas y hoy es imposible ser Britney mala. La fugaz princesa del pop se rehabilita en California y tiene dos matrimonios fallidos a sus espaldas mientras que Lavigne tiene una vida estable. Se casó en julio pasado con Deryck Whibley y sólo de vez en cuando le da por emular a las llamas y escupir a los paparazzis. Lo hizo en días consecutivos en septiembre pasado -para celebrar que cumplió 22 años-. "Mi comportamiento fue una reacción a los ataques persistentes de los paparazzis", se justificó entonces.
La carrera musical de Lavigne se asemeja cada vez más a la de Spears. En su último vídeo musical utilizó un coreógrafo, impensable para un rockero de verdad. "Con ello aprecio más el trabajo de gente como Britney Spears pues todo eso de cantar y bailar es muy difícil", explicó Lavigne. Aunque en el plano profesional se asemejan, en el personal son cada vez más lejanas y Lavigne lleva una vida tranquila: "Ahora bebo y me lo paso bien, salto a las mesas y rompo las cosas pero sólo muy de vez en cuando", explicó a la revista Arena.
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