Vecinos y partidos, quién domina a quién
El millar de asociaciones de vecinos andaluzas cobran especial relevancia cuando se acercan las elecciones
"Nosotros no damos votos, pero sí los podemos quitar". Con esta frase, Antonio Viruez, presidente de la Confederación de Asociaciones Vecinales de Andalucía (CAVA), resume la curiosa relación existente entre el movimiento vecinal y los partidos políticos. Llegan las elecciones municipales y este tipo de asociaciones se convierte en protagonista. "Nuestros reyes magos vienen ahora", dice con sarcasmo Viruez.
Más de un millar de asociaciones de vecinos de Andalucía están agrupadas en la CAVA. De aquí al día de las elecciones, las agendas de los dirigentes de estas organizaciones comienzan a llenarse. Los candidatos quieren reunirse con ellos y transmitirles sus promesas electorales. "Estas elecciones serán las de los proyectos de participación ciudadana", vaticina Viruez. Eso sí, también lanza una advertencia: "No nos vamos a hacer la foto con todos los partidos".
"Muy pocas tienen autonomía financiera, dependen de las administraciones"
"En las encuestas de opinión, las asociaciones de vecinos están mucho mejor valoradas que, por ejemplo, los partidos políticos o los sindicatos; estas organizaciones están entre las más valoradas de todo el Estado", asegura Ernesto Ganuza, investigador del Instituto de Estudios Sociales Avanzados de Andalucía (IESA-CSIC) y experto en participación ciudadana. Eso se traduce en que ningún alcalde quiere tenerlas en contra y en que los candidatos buscan su apoyo.
Su poder de influencia parece evidente, pero "¿quién está dominado por quién?", se pregunta Ganuza. "Muy pocas de estas organizaciones tienen una autonomía financiera real, dependen de las subvenciones de las administraciones", indica este sociólogo. Pero, "aunque los políticos puedan intentar controlarlas, las asociaciones no son un sujeto pasivo". Para Ganuza se trata de "un juego de negociación política".
Viruez reconoce que "el movimiento vecinal está muy politizado" y que los "partidos quieren influir porque las asociaciones son importantes". El presidente de la CAVA también sostiene que la financiación es el punto débil de estas organizaciones. "Se hace mucho clientelismo", afirma Viruez, quien asegura que el gobierno municipal de turno de cualquier ciudad puede "conceder menos actividades a una organización que sea más crítica que el resto".
La CAVA es partidaria de una "financiación democrática que no esté al albur de cada partido". En pocas ciudades se ha conseguido. Huelva puede considerarse una de las excepciones. Isabel María Delgado, presidenta de la Federación Tartessos, asegura que uno de los logros más importantes del movimiento vecinal en su ciudad ha sido que "cada asociación tiene un importe económico determinado reconocido en los presupuestos municipales". Sin embargo, señala que sólo es "un acuerdo de mínimos". La aportación municipal que se está negociando ahora es de casi medio millón de euros a repartir entre 38 asociaciones de la ciudad.
Al margen de la financiación, cada asociación de vecinos puede tener unas inclinaciones hacia uno u otro partido. Un ejemplo reciente se ha visto en los diarios locales de Sevilla. Se han publicado dos anuncios desde organizaciones vecinales distintas. En uno se criticaba al Ayuntamiento y en el otro se le apoyaba. Otro caso parecido se ha producido recientemente en Córdoba. A unas semanas de las elecciones, un grupo de parcelistas ha decidido crear una plataforma. IU y PSOE consideran que no es necesario porque ya están representados en la Federación Al-Zahara. El PP, sin embargo, se ha mostrado dispuesto a escuchar sus planteamientos.
Cambio generacional
Ernesto Ganuza, investigador del Instituto de Estudios Sociales Avanzados de Andalucía (IESA-CSIC), sostiene que la poca "renovación generacional" es uno de los problemas que tienen que superar las asociaciones de vecinos hoy. Esto provoca que los "jóvenes opten por otro tipo de participación alternativa", asegura Ganuza.
Pero, ¿cómo son los dirigentes de estas organizaciones en Andalucía? Antonio Viruez, presidente de la Confederación de Asociaciones Vecinales de Andalucía (CAVA), traza un perfil: una persona militante en la sociedad, trabajadora que aporta su tiempo libre y que está preocupada por su barrio. Además, indica Viruez, "ahora se está viendo un resurgir de la mujer, que tradicionalmente ha estado en un segundo plano, como mano de obra, y que le ha dado la vuelta a la situación y ocupa cargos directivos".
Isabel María Delgado, presidenta de la Federación Tartessos de Huelva, encaja bien en ese perfil. Tiene 45 años y preside esta organización desde hace más de cuatro. Actualmente, sólo trabaja en su casa y, fuera de ella, se dedica en exclusiva al movimiento vecinal, del que forma parte desde hace unos 14 años.
No recibe ninguna remuneración de la federación. Dice que decidió involucrarse en su asociación de vecinos por la "mala situación" que atravesaba su barrio, el Polígono de San Sebastián de Huelva.
Por la misma razón Ramón Carlos Morales, de 53 años, decidió participar activamente de esta corriente hace 15 años. Hoy preside la Federación Provincial de Málaga Unidad. En ese puesto lleva desde 1998 y tiene una plaza como funcionario municipal.
Cuando Morales, que tampoco cobra un sueldo por esta actividad, comenzó a involucrarse en su barrio, Ventaja Alta, tenía "carencias básicas como la luz o el agua corriente que ya están cubiertas".
"Yo decidí entrar por los problemas de mi barrio, poco a poco me he ido implicando más", relata Liberio López, presidente de la Federación de Asociaciones de Vecino de Almería.
López, de 53 años, es funcionario de la Junta de Andalucía y tampoco tiene una remuneración por sus actividades dentro de la organización vecinal.
Por su parte, Francisco Nieto, de 55 años, preside la Federación Al-Zahara de Córdoba desde 1998. Lleva ligado a este movimiento desde principios de los años setenta. "Compatibilizaba la asociación con la militancia sindical, pero al final acabé centrándome en los vecinos". Actualmente, trabaja como gerente de la Casa Ciudadana.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.