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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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La gran renovadora

La escuela republicana fue un referente para la labor de renovación pedagógica posterior que impulsó la desaparecida Marta Mata, asegura el autor de este artículo

La presencia de Marta Mata ha sido constante en el escenario educativo desde los años sesenta hasta nuestros días. Su deseo de mejorar la escuela para transformar la sociedad la llevó a intervenir con plena dedicación en todos los campos de la educación.

Como consecuencia, muchos han oído hablar de ella de forma genérica o en temas puntuales. Otros -también muchos- conocían a Marta Mata. Y muchos tuvieron la oportunidad de compartir proyectos, aspiraciones, miedos y alegría en la búsqueda de lo mejor para los niños y jóvenes.

Por este motivo, actos como el que tendrá lugar el sábado 14 de abril en las Drassanes Reials de Barcelona son alguna cosa más que un homenaje a la figura y el trabajo de la pedagoga. Son el reconocimiento de las instituciones, Generalitat, Ayuntamiento, Diputación y muy especialmente de la Asociación Rosa Sensat, a su trabajo y a la posibilidad de iniciar el análisis de éste, menos de un año después de su traspaso. Al trabajo que dejó hecho y a las expectativas de futuro que dejó abiertas con él.

"La escuela activa y la educación integral eran la base para renovar un sistema anquilosado"

Con motivo de esta celebración sólo deseo aportar algunas pinceladas, fruto de momentos compartidos, con el fin de contribuir a un mayor conocimiento de la persona y de su trabajo. Lo veo como un homenaje personal a la amistad y coincidencias que nos llevaron a trabajar conjuntamente con muchos profesionales de la educación y ciudadanos.

Para mí, un punto de partida de su actividad era el amor a los niños y la preocupación por su desarrollo, y por nuestra lengua, el libro y la biblioteca como elementos educativos y culturales básicos. La influencia de la madre de Marta Mata y sus vivencias de la estancia en la escuela de la época de la República fueron fundamentales y le sirvieron como referente para su tarea.

La escuela activa y la educación integral eran la base de la orientación educativa para la renovación de un sistema educativo anquilosado y dogmático. Un sistema que, por otra parte, no respondía de ninguna manera a la democratización de la educación, a la escuela para todo el mundo.

Paralelamente, la disposición al trabajo en equipo y la necesidad de conectar la escuela con la vida y la sociedad la llevó a implicarse en la gestión educativa y en la política como elementos para la transformación del marco en el cual se inscriben diferentes dimensiones del sistema educativo.

La creación de la escuela de maestros Rosa Sensat obedeció a la constatación de que la renovación debía hacerse en el marco de la escuela. Y por eso la formación inicial de los maestros, como hizo Bardina en los inicios del siglo XX, tenía que hacerse con la colaboración con los maestros y profesores que en diferentes escuelas se esforzaban para llevar a buen puerto la renovación pedagógica.

Fue precisamente el establecimiento de esta colaboración con las escuelas lo que posibilitó el reinicio de las actividades de las Escuelas de Verano y la creación de la Coordinación Escolar. Debemos ver en este proceso muchos aspectos de los apuntados: la formación permanente y la autoformación de los maestros, el enlace con iniciativas del primer tercio del siglo, la cristalización de un movimiento de alcance pedagógico y social, y la creación de estructuras que permiten garantizar una cierta continuidad ante situaciones adversas.

Desde el punto de vista de la gestión política, cabe recordar el esfuerzo y la habilidad de Marta Mata dedicados a aprobar la ley del CEPEPC (para la integración de escuelas de la Renovación Pedagógica en la red pública) y para evitar la existencia de dos redes de centros, separados según la lengua. Había en juego la lengua, la identidad y la cohesión y, por tanto, la consolidación de nuestro país.

Desde este ángulo, también debo recordar su etapa de concejal de Educación en el Ayuntamiento de Barcelona, con su preocupación por la educación infantil, por la mejora de las escuelas municipales, por la formación de los maestros y profesores de estos centros, por la función educadora de la ciudad y por la mejora de las escuelas públicas a través de acuerdos con la Generalitat. Todas ellas fueron iniciativas para crear sinergias. Para conseguir complicidades. Para aunar esfuerzos.

Los últimos años de su vida ocupó la presidencia del Consejo Escolar del Estado. Consejo del que había dimitido en la legislatura anterior en protesta por la política del Ministerio correspondiente. Su nombramiento como presidenta fue el reconocimiento a su dedicación a fomentar la participación en la educación con el fin de mejorarla y hacerla viable y enriquecedora.

A lo largo de toda su vida, las dificultades fueron muchas. Pero Marta Mata fue dialogante y persistente a la vez, educada en las formas -como no podía ser de otra manera-, fruto de un acogimiento real de los otros y del deseo de colaboración en beneficio de la educación. Consecuente, por tanto, con lo que pensaba.

Su actividad generó resistencias y controversia. A veces, incluso, animadversión. Pero Marta, que era muy amiga de sus amigos, fue, ante todo, afectuosa y muy respetuosa con todo el mundo.

Pere Darder i Vidal es presidente del Consell Escolar de Catalunya.

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