Reino Unido y Holanda afirman que Europa no necesita una Constitución
Blair y Balkenende proponen reformar sólo las reglas para gestionar más eficazmente la UE
Reino Unido y Holanda dijeron ayer alto y claro que Europa no necesita una Constitución, sino una reforma de las reglas existentes que permita tomar decisiones de forma efectiva a un club que ya cuenta con 27 socios. Ése fue el mensaje que el primer ministro británico, Tony Blair, y su homólogo holandés, Jan Peter Balkenende, enviaron a sus colegas europeos que en junio se sentarán de nuevo a la mesa del Consejo Europeo para sacar adelante un plan con el que resucitar la Constitución Europea, tras los noes de Francia y Holanda.
Angela Merkel se reúne hoy en Berlín con el 'euroescéptico' presidente checo
Angela Merkel, presidenta de turno de la Unión Europea, pretende aprobar en junio, fecha en la que expira su mandato europeo, una hoja de ruta con la que poner en pie el Tratado Constitucional europeo en el año 2009. Pero más allá del euroescepticismo británico u holandés, y del resultado de las elecciones presidenciales francesas, a Merkel le toca lidiar con Polonia y la República Checa, convertidos en los últimos tiempos en los socios díscolos de la Unión.
"Es importante que volvamos a la idea de un tratado tradicional, para tener una Europa más eficaz, en la que se pueda trabajar más eficazmente, porque ahora tenemos una Europa con 27 países, no con 15", explicó ayer un Tony Blair que pronto abandonará Downing Street, sin que se espere de su probable sucesor, Gordon Brown, alardes euroentusiastas en el futuro.
Balkenende, al frente de uno de los países cuyos ciudadanos echaron por tierra la recién nacida Constitución europea, fue el encargado de explicar cuál es a su juicio una de las mayores ventajas de prescindir de la iniciativa constitucional. La idea de modificar el tratado ya existente y adecuarlo a la nueva realidad de una Europa hiperampliada, permitiría a Estados como Reino Unido saltarse el siempre arriesgado trámite del referéndum constitucional. Londres decidió suspender sus planes de consulta popular a la luz de los resultados de Francia y Holanda y en previsión de un nuevo batacazo.
Reino Unido y Holanda no quieren más integración europea, ni como dijo ayer Blair "un nuevo conjunto de principios legales", quieren simplemente que las reglas que funcionaron con un grupo reducido de países, se adecuen a un número mayor de Estados. La unanimidad necesaria en la toma de gran parte de las decisiones que tienen que adoptar los dirigentes de la Unión es precisamente una de las cuestiones que modificaba la Constitución, para evitar, como sucede en la actualidad, que el veto de uno de los Veintisiete impida que numerosas iniciativas acaben por ver la luz.
La entrevista de Londres sirvió como prolegómeno a la que hoy celebrarán cerca de Berlín, Merkel y el presidente checo, Vaclav Klaus, quien hace unos días aprovechó la celebración del 50º aniversario de la UE para alertar sobre los riesgos de ir demasiado deprisa en la elaboración de un nuevo tratado. La reunión berlinesa abre un periodo de intensos intercambios de opiniones entre la presidencia alemana y los otros 26 socios comunitarios con vistas a conseguir que en el Consejo Europeo de junio, los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión se pronuncien a favor de la llamada hoja de ruta.
A la cita de Merkel con Klaus ha sido invitado el ex presidente germano Roman Herzog, un reputado constitucionalista, que en las celebraciones de Berlín pareció encontrar un punto de sintonía con Klaus al hablar del peligro de centralizar en exceso la toma de decisiones de la UE en Bruselas.
Merkel, como mediadora entre las corrientes enfrentadas, no ha pronunciado qué ideas tiene sobre el tratado, pero se da por hecho que para acomodar los criterios de británicos, holandeses, checos y polacos propondrá un tratado más corto que el rechazado en 2005 que no se asociará en ningún momento con la palabra Constitución. También es probable que se caigan del documento las referencias a un himno y bandera europeos.
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