Promesas rotas a diario
La oferta política para suprimir las barreras para discapacitados se incumple
Ponerse en la piel de un discapacitado despejaría de un plumazo las dudas de los arquitectos y políticos que no luchan por eliminar las barreras que les afectan. Sólo harían falta un par de horas para abrir sus ojos y darle la vuelta a una dura realidad que afecta a diario a más de 700.000 personas, el 10% de la población andaluza. "El retraso crónico no es sólo achacable a las administraciones, sino también a la propia sociedad que invade el acerado con terrazas y ocupa aparcamientos reservados", denuncia Fernando Rico, secretario general de CERMI, el comité de entidades que representa a los discapacitados.
La mayoría de partidos políticos incluye en sus programas electorales la eliminación de barreras hacia este colectivo tal como contempla la ley desde 1999, pero una vez alcanzado el poder, ésta es incumplida casi a diario al permitir la apertura de comercios sin el informe de impacto de accesibilidad, y las administraciones hacen la vista gorda sin que nadie se ruborice.
"¿Con qué cara exige un ayuntamiento a los comercios que cumplan la ley, si el propio consistorio la incumple?", se pregunta resignado Martín Ortega, presidente de la federación que agrupa a los discapacitados en Granada. Sin embargo, hay voces que ven el vaso medio lleno. "La visión está cambiando y el enfoque paternalista ya ha quedado atrás", destaca Cristina González, invidente en el número 4 de la lista del PSOE granadino.
A pesar de que el colectivo se enfrenta a diferentes tipos de barreras (en los transportes, el empleo, la educación, la salud...), las arquitectónicas (en los edificios) y las urbanísticas (en las calles) supone un tema transversal que afecta a todas las demás, ya que imposibilitan a minusválidos, ciegos y sordos su participación en la sociedad y los servicios que ésta ofrece.
Las dificultades y los obstáculos crecen en la gran ciudad. Para realizar un balance de la situación urbanística de una urbe y señalar sus carencias y puntos flacos, existe una herramienta fundamental: el plan de accesibilidad. Los ayuntamientos andaluces han elaborado durante la última década dichos planes para reducir las barreras gracias a partidas municipales y subvenciones de la Junta, pero con desigual fortuna. Mientras que en la provincia de Jaén ya cuenta con planes de accesibilidad el 100% de los municipios, el porcentaje se queda en el 43% en Almería. El porcentaje autonómico se sitúa en el 78%.
"Los arquitectos hacen el diseño, pero para ellos aún prima lo estético ante lo accesible. Mejor un escalón que una rampa", ejemplifica Rico. En campaña, los discapacitados se reúnen con los equipos políticos para elaborar las promesas que a menudo serán incumplidas. "Ante su ignorancia no puedes aplicar la lógica. Un técnico me llegó a pedir que cambiara de silla de ruedas", cuenta José Molín.
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