La Real explota un filón
Los errores de Esteban, Baiano y Pablo García condenan a un Celta mejor pero sin suerte
Era el partido de la Liga para dos equipos en apuros. Ese tipo de partidos que exigen dos condiciones contradictorias: los nervios de acero y las pulsaciones máximas que permita el corazón de cada cual. Un partido en el que el empate no estaba permitido, así que se trataba de atacar y de ganar como fuera. La Real ganó porque encontró un filón casi inagotable y lo explotó a la perfección. El filón era el Celta, un equipo al que ya no le acompaña ni la suerte, lo que se personificó en dos futbolistas. El portero, Esteban, en el momento más inoportuno, cometió dos errores imperdonables. El primero, en una salida alocada y fuera de lugar que facilitó el gol de Kovacevic; el segundo, cuando, en vez de despejar de cabeza fuera del área, quiso pasar a un compañero y dejó el balón a los pies de Rekarte con la puerta vacía.
REAL SOCIEDAD 3 - CELTA 1
Real Sociedad: Bravo; Estrada, Ansotegi, Víctor López, Garrido; Xabi Prieto, Garitano, Juanito (Mikel Alonso, m. 82), Savio (Rekarte, m. 74); Herrera (Díaz de Cerio, m. 67) y Kovacevic. No utilizados: Riesgo; González, Novo y Aranburu.
Celta: Esteban; Ángel, Tamas, Contreras, Placente (Bamogo, m. 79); Oubiña, Pablo García; Gustavo López, Canobbio (Núñez, m. 67), Nené; y Baiano. No utilizados: Pinto; Iago, Jorge, De Ridder y Perera.
Goles: 0-1. M. 19. Saque de esquina de Gustavo López que no ataja Bravo. 1-1. M. 45. Kovacevic, tras una horrible salida de Esteban. 2-1. M. 50. Savio, a centro de Garrido. 3-1. M. 77. Nuevo error de Esteban y remate de Rekarte.
Árbitro: Megía Dávila. Amonestó a Garitano, Díaz de Cerio, Contreras y Pablo García.
27.015 espectadores en Anoeta.
No era el día de los guardametas porque, previamente, el realista, Bravo, se había tragado un córner directo de Gustavo López que heló Anoeta. El balón lo veía venir todo el campo desde que lo golpeó el argentino. Todo el campo, menos Bravo, que lo vio en la red. Pero, a la postre, Esteban fue más generoso. Devolvió dos por uno.
Pero el portero no fue el único culpable de malgastar el mejor fútbol del Celta y el mayor número de ocasiones. Baiano o Pablo García se convirtieron en una rémora para su equipo. El delantero pifió dos ocasiones increíbles. Una, de cabeza, contestada luego con el segundo gol realista en una contra de Garrido que culminó Savio; otra, en una vaselina horrible tras un penalti no pitado por Megía Dávila por un dudoso fuera de juego previo de Nené.
El Celta era una máquina de fabricar ocasiones (Tamas empezó rematando al poste y Contreras tuvo dos goles), gracias al soberbio partidazo de Nene y Oubiña, y a la cantidad de saques de esquina (14 por uno realista). La Real prefirió los goles e hizo tres sin necesidad de exigirse futbolísticamente, viviendo de los errores del Celta, sufriendo lo justo y perdonando al final una goleada por desesperación del rival. La Real aprovechó el filón que le ofreció un Celta que se hunde en la tabla y al que, cuando recupera el fútbol, le falla la suerte. Si además falla el portero y el delantero centro, pues... La Real dio las gracias y en paz.
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