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El magnate ruso que retó al poder

Borís Berezovski salvó la vida gracias a un aviso de Litvinenko

Borís Berezovski, de 61 años, empezó a hacerse rico en tiempos de la perestroika con la compraventa de coches de lujo y la exportación de automóviles rusos. Pronto se convirtió en uno de los siete oligarcas del país, los hombres de negocios que se hicieron multimillonarios en el periodo de privatizaciones de la antigua economía soviética bajo la presidencia de Borís Yeltsin. Su fortuna se estima en estos momentos en unos 1.250 millones de euros.

De origen judío, pero conocido como el nuevo Rasputín por su capacidad para urdir en el poder, Berezovski emprendió su conquista del Kremlin a través de Tatiana Yeltsin, la hija del presidente, y en esos años llegó a tener un perfecto dominio de los hilos del poder.

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Fue Berezovski el principal apoyo de Vladímir Putin para ascender al Kremlin y ganar las elecciones de 2000. Pronto, sin embargo, se situaron en campos opuestos. Putin temía el poder y la influencia del magnate, que extendió su imperio económico a la prensa y la televisión, con el objetivo de adueñarse del liderazgo político.

La relación entre Berezovski y Alexander Litvinenko empezó en 1998, cuando el agente le avisó de que sus superiores le habían ordenado asesinarle. En 2000, cuando Litvinenko había entrado y salido de la cárcel dos veces por denunciar en público la corrupción en el Servicio Federal de Seguridad (FSB, el antiguo KGB) y la guerra sucia contra los chechenos, Berezovski consiguió llevárselo a Londres. El ex agente, que había logrado salir de Rusia por el sur del país, esperó en Turquía la llegada de Alex Goldfarb, un hombre de absoluta confianza de Berezovski, quien le condujo a Londres para que pidiera asilo político nada más pisar Heathrow.

El propio Berezovski -que había pasado temporadas en España- se asiló en Reino Unido ese mismo año, tras romper definitivamente con Putin, y desde entonces ha continuado acumulando millones y aumentando su fobia hacia el presidente ruso mientras trabaja en su despacho de Mayfair o descansa en su lujosa villa de Surrey, protegido por ex miembros de la Legión Francesa.

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