La dimisión de su jefe de seguridad debilita al presidente palestino
Mohamed Dahlan, odiado por Hamás, era uno de los principales colaboradores de Abbas
La aplastante victoria militar del grupo islamista Hamás en la franja de Gaza, hace un mes, provocó ayer dos efectos secundarios. Por un lado, la dimisión del líder de Al Fatah en Gaza, Mohamed Dahlan, que renuncia a su cargo de asesor de seguridad del presidente palestino, Mahmud Abbas. Por otro, la colaboración en Cisjordania entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP), con la entrada de 3.000 fusiles para las fuerzas leales a Abbas.
Dahlan se adelantó a los acontecimientos y tras varias semanas de severas críticas, envió ayer la carta de dimisión a Abbas, alegando una "larga ausencia y problemas de salud. Ahora estoy recibiendo un tratamiento en la ex Yugoslavia tras una operación en las rodillas". Pero todos saben y el propio Dahlan no puede negarlo, que la única operación que le ha apartado de su influyente cargo ha sido la operación militar de Hamás que doblegó con pasmosa facilidad a sus hombres en Gaza.
El brazo armado de la facción integrista, que intentó en varias ocasiones matar a Dahlan, expresó ayer su felicidad. "Estamos satisfechos de que haya dimitido y de que no le vayamos a ver más. Es un hombre que recibió dinero y armas del exterior para provocar la división del pueblo palestino", dijo el islamista Fawzi Barhum. Considerado como "el hombre fuerte" de Gaza, Dahlan disfrutó de años de supremacia política y militar de Al Fatah, alcanzando su esplendor como asesor del presidente Yasir Arafat. Al mismo tiempo, se convirtió en el único líder palestino que se atrevió a enfrentarse a los milicianos de Hamás, muchos de los cuales fueron torturados en su cuartel. Ayer simbólicamente, fue el escenario de una exhibición de la fuerza de Hamás.
El fracaso de Gaza, donde Dahlan se ausentó durante la ofenvisa islamista, y la presión de Al Fatah son suficientes para que Abbas acepte la dimisión. Pero ayer, éste no necesitó la polémica figura de Dahlan para ser el centro informativo. En una entrevista al diario Maariv, Abbas insinuó que no se presentará en las próximas elecciones -que desea adelantar- dando el nombre del que cree puede ser su sucesor, si es que Israel le libera de la cárcel: "Sí, sin duda, Marwan Barguti (dirigente de Al Fatah) es uno de nuestros principales líderes. Cada vez que me reúno con los israelíes, doy siempre su nombre como el primero que debe ser liberado". Por otro lado, reveló una promesa desconocida: "El presidente de Estados Unidos, George Bush, y la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, me han prometido que en un año se llegará a un acuerdo definitivo entre israelíes y palestinos".
Abbas no quiso confirmar ni desmentir la llegada desde Jordania de mil a tres mil fusiles, una transferencia que contó con el permiso del Gobienro israelí. Según varias fuentes, el arsenal fue entregado hace tres semanas siendo ocultado para no perjudicar al fragil nuevo Gobierno de Abbas, liderado por Salam Fayad.
En las últimas semanas, las fuerzas de seguridad de la ANP han detenido a decenas de milicianos y militantes de Hamás, además de confiscarles explosivos y fusiles. "Se nos está agotando la paciencia en Cisjordania. Somos capaces de repetir allí lo que hicimos en Gaza", avisó ayer Ahmed Yusef, asesor del primer ministro islamista, Ismail Haniya.
En la mañana de ayer, tiroteos entre tropas israelíes, que penetraron en el sur de la franja, y miembros de Hamás dejaron cuatro palestinos muertos. Por la tarde, un ataque aéreo en una calle de Gaza, mató a tres miembros del brazo armado de Yihad Islámica, entre ellos, Omar El Jatib, destacado oficial de este grupo que el martes salió ileso de otro ataque.
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