Una joya atemporal
La famiglia dell'antiquario, de Goldoni, plasma el enfrentamiento entre la instaurada nobleza y la creciente burguesía en la Italia de la época a través de una suegra, la condesa Isabella y su nuera, Doralice, que ha entrado en la noble pero arruinada familia gracias a una suculenta dote. La pugna entre ambas por hacerse con el gobierno de la casa llega a tales extremos que los varones de la familia se desentienden. Entre medio, las estafas y trastadas de Brighella, Arlecchino y Colombina, los personajes de la Commedia dell'Arte.
En manos de Lluís Pasqual esta obrita deliciosa y aparentemente insustancial, representada el jueves en el Teatro Romea (festival Grec), cobra una nueva magnitud, pues al desarrollarla a lo largo de los siglos, lo que originalmente era un "ejemplo de constancia femenina en el odio" (Goldoni), y que revela la eterna obsesión también femenina por negar el paso del tiempo.
Todo ello se manifiesta sutilmente en este montaje redondo gracias a los atractivos cambios escénicos que sirven para pasar de una época a otra y que favorecen los cambios de registro por parte de los intérpretes. Y así, mientras el decorado gira -un magnífico trampantojo de Ezio Frigerio- los personajes aparecen con una nueva caracterización cada vez más moderna y un vestuario espléndido -diseñado por Franca Squarciapino-. Los intérpretes pasan de la gesticulación característica de la Commedia dell'Arte a adoptar maneras más contenidas y naturales hasta llegar a otro tipo de comedia, la de un reality show televisivo en el que se resuelve la obra.
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