Hamilton va al límite y, si fuerza, comete errores
Si alguien creía que Fernando Alonso iba a tirar la toalla, ya puede olvidarse de eso. El español no es un hombre que se rinda fácilmente. Y ahora menos que nunca. Salió mal, todo el fin de semana le fueron mal las cosas, su vuelta rápida en la cronometrada tampoco le salió. Y, no obstante, se va de Turquía con dos puntos menos de desventaja respecto a su compañero de equipo y líder del Mundial, Lewis Hamilton. Éste es Alonso. Y, para mí, se ha convertido ya en el máximo aspirante a ganar el título. Cada vez estoy más convencido de que ganará el Mundial.
Hay razones que me inducen a pensar así. La experiencia de Alonso va a resultar decisiva en las últimas cinco carreras. Hamilton no cede. Está pilotando a un nivel altísimo y marcando un ritmo de carrera notable. Es consistente. Pero este fin de semana ha cometido al menos seis errores de conducción. Leves, eso sí. Pero eso demuestra que está corriendo al límite de sus posibilidades. Y en cuanto deba forzar un punto por encima de su ciento por ciento cometerá alguna equivocación. Mientras tanto, Alonso sigue mostrándose cerebral, metódico y tomando los riesgos justos en cada una de sus acciones.
Es verdad que ayer le acompañó la suerte. Pero no la tuvo, en cambio, en la salida, cuando los dos BMW le adelantaron. Y su carrera sólo pudo cambiar gracias a la pésima estrategia de la escudería suiza, que había planificado la entrada de Kubica en los boxes a las 12 vueltas y la de Heidfeld poco después. Sin embargo, pese a todas estas circunstancias adversas, él siguió ahí, presionando, buscando tiempos, consciente de que no podía ceder ni un segundo. Y, gracias a ello, cuando Hamilton sufrió el pinchazo -tuvo suerte porque muchas veces sale afectado el brazo de la suspensión y a él no le sucedió-, Alonso estaba en condiciones de aprovechar la circunstancia para superarle y complicarle más las cosas con vistas a la lucha por el título mundial.
La presión de Alonso sobre todos sus rivales proseguirá durante las últimas cinco carreras. De eso no hay duda. Está sólo a cinco puntos de Hamilton y eso es nada. Y menos aún teniendo en cuenta que Alonso se crece especialmente en este tipo de situaciones. Pero, al margen de la pugna que mantiene con Hamilton, ahora está ya claro que Ferrari vuelve a sumarse a la contienda. Massa y Raikkonen están a 15 y 16 puntos del líder y, aunque la distancia es grande, no es irrecuperable vista la superioridad demostrada ayer por los coches de Maranello. Se acercan carreras muy favorables a los Ferrari. Nadie podrá alcanzarles en Monza, la próxima. Y en las cuatro siguientes, Spa, Fuji, China y Brasil, sus posibilidades de victoria son también altas.
Además, en Ferrari están tratando con mucha más delicadeza la lucha interna entre sus dos pilotos. No la exteriorizan y parecen incluso tenerla bajo control. Ayer se vio claramente que en la parte final de la carrera Raikkonen renunciaba ya a luchar contra Massa por la victoria tras no haber logrado superarle en el segundo pit-stop. Lo más importante para ellos, y también para McLaren Mercedes, es no tener problemas mecánicos, conseguir acabar las carreras y estar en el podio en cada gran premio.
Ferrari puede lograrlo. Pero McLaren también. El campeonato puede dar un vuelco en estas cinco últimas carreras. Y es muy probable que BMW Sauber actúe de juez entre Ferrari y McLaren o incluso entre Hamilton y Alonso, tal como pudo ocurrir ayer. Sin embargo, ha llegado la hora de la verdad. Y es muy probable que sea ahora cuando veamos a los verdaderos números uno mandando en sus equipos. Para mí, siguen siendo Alonso y Raikkonen. Aunque confieso que sus números dos me están sorprendiendo muy gratamente esta temporada.
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