Benditos rosados

Se ha pontificado tanto sobre el maridaje de vinos y platos, que se ha dejado de lado el lugar, que está condicionado por la temperatura. En las zonas meridionales el verano es el momento de cavas y blancos, pero sobre todo para los vinos rosados. En Alicante y Utiel Requena siempre se han hecho (de uva tinta claro) muy buenos, frescos y afrutados, ideales para acompañar tanto pescados como carnes, y naturalmente arroces de todo tipo. El rosado tiene la ligereza corpórea, casi, de un blanco y encima es un tinto-clarete que se puede enfriar y tomar a 6

º u 8º sin que pierda aroma y sabor, todo lo contrario, fresco su bouquet es más pleno, rico y abocado. Si hay un vino para el verano este es el rosado.

De la Monastrell de Alicante se hacen mostos brillantes, atractivos, frescos y expresivamente afrutados. Sus mostos vírgenes han sido siempre una manifestación festiva del vino y su elaboración, como el que hacen las bodegas de Villena A y M Navarro, histórica casa de la parte alta del Vinalopó, que elabora unos crianza de los que crean veteranía entre los aficionados. Y, naturalmente, su gran fondillón, que ilustra las buenas sobremesas. El rosado de bodegas Navarro es muy fresco, de brillante color fresa, aromático y algo dulcecillo, virtud que le hace entrar muy bien, ya que aunque se ha servido frío, para que luego no te agarre a traición, hay que acompañarlo con algo denso y exquisito, como el Foie que hacen en el Rte. Xiri de Monover, cuenca del Vinalopó abajo, todo territorio vinícola, especialmente de rosado.

Un rosado es tan gran vino como un tinto y exige la misma tecnología y enología que cualquier otro vino. Tuvieron un boom en los ochenta por las virtudes naturales de su mosto tinto virgen, pero el desarrollo de los vinos tipo parker los arrinconó en las estrategias de las bodegas, pues los enólogos querían la "inmortalidad" de una puntuación de este gurú. Ahora vuelven a estar de moda, el consumidor aprecia el placer de beber rosado en verano, pero con una moderna exigencia. Así, la nueva generación de rosados son verdaderos mostos flor, intensamente fructosos, y se acercan al ideal del néctar. "Qué beban rosados las gentes, y los demás animales, agua de las fuentes".