Israel es responsable
Una cosa es que Hamás, el movimiento integrista islamista, sea considerado enemigo y organización terrorista, y otra muy distinta declarar, como hizo el Gobierno de Israel ayer, toda la franja de Gaza como "entidad hostil". Aunque lo diga Hamás, equivale a un inaceptable castigo colectivo sobre toda una población de 1,4 millones, la tercera parte de los palestinos en los territorios ocupados. Además, la consideración o no de "entidad hostil" por el Gobierno israelí, como en su día la retirada militar de la franja, no exime a éste de su responsabilidad como potencia ocupante, ya que mantiene un control efectivo sobre el territorio, las fronteras y el espacio aéreo y marítimo de Gaza. No puede desentenderse de sus obligaciones derivadas del derecho internacional, ante una situación humanitaria que empeora día a día.
Gaza vive en estado de sitio por Israel desde junio pasado, cuando Hamás, que ganó democráticamente las elecciones legislativas a las que empujaron Israel y Occidente, se hizo con el control efectivo de la franja. La estrategia es hacer sufrir a la población para que se vuelva contra Hamás, y apoyar al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, también electo, y a su partido, Al Fatah. Es no sólo inmoral, sino contraproducente. Tanto, que hasta Abbas ha considerado que la declaración israelí es "opresiva" y que "profundizará la tragedia".
El Gobierno de Olmert se ha aferrado a los ataques de cohetes caseros Qassam y de mortero que parten a diario de Gaza, y que recientemente hirieron a numerosos soldados israelíes, para esta declaración de "entidad enemiga", que puede servirle para estrangular aún más la llegada de electricidad, víveres y carburante, y para preparar una posible incursión militar de envergadura en la franja. Y ello a pesar de que hoy por hoy Israel tiene demasiados frentes abiertos, para empezar con Siria, en una región en constante trepidación violenta, como demostró el asesinato ayer en Beirut de otro diputado antisirio, Antoine Ghanem, y otras cuatro personas en un nuevo atentado terrorista.
La decisión israelí pone en serio peligro la operación impulsada por EE UU para una nueva conferencia de paz en noviembre, a la que ni siquiera Abbas se atreve a confirmar públicamente su asistencia, y para preparar la cual la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, ha llegado a la zona. Cada vez está más claro que no hay camino hacia una paz posible que deje al margen a Gaza, y menos aún si causa un sufrimiento injustificable a sus habitantes.
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