Borrón y cuenta nueva
Enero bate récords de divorcios junto con septiembre - Con el año nuevo los intentos de dejar de fumar se cuadruplican
Más divorcios, menos cigarrillos, más ejercicio y algún libro de autoayuda. Enero bate récords de separaciones junto con septiembre, pero también de intentos de dejar de fumar o de matriculaciones en gimnasios. Muchas veces los propósitos duran lo que los estragos de las fiestas y son individualistas.
En el reajuste de circunstancias vitales destaca el estado civil -el mayor número de rupturas se produce en el primer trimestre del año, según el Consejo General del Poder Judicial-. Los fumadores que intentan dejarlo se multiplican por cuatro en enero y febrero; la venta de cigarrillos cae alrededor de un 20% estos dos meses, según el Comisionado para el Mercado de Tabacos.
Pero, ¿qué hay verdaderamente detrás del deseo de cambiar? ¿Sólo una constatación del sobrepeso, de lo nocivo del tabaco o la insatisfacción sentimental? ¿Y por qué en enero? "El ser humano conserva cierto pensamiento mágico, de ahí que se valga de estas fechas para dejar atrás circunstancias difíciles o para atribuirle al comienzo del año posibilidades de cambio", dice la psicoanalista Victoria Queipo. La garantía de éxito tampoco dependerá tanto del propio impulso como del contexto en que se formulan los deseos, y de sus raíces. La persona que saca adelante sus propósitos "es alguien capaz de caer en la cuenta de lo conseguido, que se plantea objetivos posibles y que valora el bienestar que le proporcionará el [QUE BUSCA]logro", explica.
El gimnasio no se nota hasta los seis meses, dice una entrenadora
Hay que plantearse objetivos realistas, dice la psicoanalista Victoria Queipo
Lo que permanece impermeable al cambio de año es el número de lectores
Muchos de los propósitos de cambio duran apenas dos meses
En cualquier caso, como receta del éxito, nada mejor que una ambición comedida: "En principio conviene que los propósitos sean posibles. Las metas inalcanzables, como su propio nombre indica, no se logran, pero además nos generan mayor frustración", subraya Queipo.
Así pues, fuerza de voluntad y realismo. "Nuestro tratamiento para dejar de fumar alcanza un 90% de eficacia. Sólo el 10% de personas que se someten a él fracasan, pero porque no vienen suficientemente convencidas", dice un portavoz de la clínica Láser Vida de Madrid. "El tratamiento lo único que no elimina es la adicción psicológica, ésa debe vencerla el paciente", explica. A partir del día 8 de enero, el centro cuelga el cartel de completo. "En enero percibimos un incremento de hasta el 50%".
Los milagros no existen ni siquiera por la ilusión del cambio de año, pero todavía menos cuando se trata de modelar el cuerpo en el gimnasio. "Quien busque resultados inmediatos, se equivoca", avisa la entrenadora personal Mariela García. "La nuestra no es una sociedad constante. Para hablar de resultados debemos darnos un plazo mínimo de seis meses", apunta. A partir del día 8, la agenda de Mariela no tiene un solo hueco libre. "El planteamiento general es ponerse en forma, aunque en la mayoría de los casos lo que pretenden, pura y llanamente, es perder peso. Con ese impulso, mucha gente deja el programa cuando se ve bien, y vuelve a apuntarse al engordar. Y eso resulta tan nocivo como las dietas yoyó", advierte la entrenadora.
En la franquicia de gimnasios Body Factory saben que la cuenta de resultados de enero será entre un 5% y un 10% superior a la de otros meses, afirma una portavoz de la cadena.
"Tras las fiestas se tiende simplemente a la dieta rápida, que suele durar poco porque requiere mucha fuerza de voluntad", dice Susana del Pozo, de la Sociedad Española de Nutrición. Las mujeres suelen seguir mejor la dieta que los hombres, "porque son ellas quienes habitualmente hacen la comida", recuerda Del Pozo. Y los mayores son más constantes que los jóvenes. Ésa es, al menos, la opinión de Mariela García, que destaca el ejemplo de dos de sus clientes, sexagenarios, "los únicos que siguen el programa de ejercicios completo, tres veces a la semana".
Tras las bacanales navideñas, la vida intelectual ocupa un discreto segundo puesto. Enero no es mes proclive al comienzo de cursos o estudios, ni siquiera de colecciones de fascículos: ese afán se reserva al otro inicio simbólico del año, el del nuevo curso académico. Si acaso, ahora se hacen un hueco los libros de autoayuda, pero dentro de la oferta de regalos de Reyes. En vez de estudios, lo que se percibe es un incremento de las actividades de ocio, en paralelo a ese deseo de aprovechar mejor el tiempo libre. El cine se lleva la palma de las preferencias (casi 10 millones de personas fueron en enero de 2007 al cine, según el Instituto de Cinematografía y de las Artes Audiovisuales); la lectura, en cambio, continúa siendo el farolillo rojo: el 44% de la población se declara no lectora, un porcentaje impermeable a estaciones o propósitos.
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