Puntúa como nadie, juega como otros

Al mejor campeón de invierno en 40 años no le ha hecho falta cumplir con el gran objetivo veraniego de la institución para fijar semejante registro. El Real Madrid vuela en la cima de la Liga, suma y suma sin parar, pero su juego no es museístico como anhelaba su presidente en la transición de Fabio Capello a Bernd Schuster. Este Madrid es más atrevido que el del italiano y sus encuentros divierten porque tienen ida y vuelta. Pero el equipo no deleita, no es operístico, y concede demasiado a sus rivales. Hasta el Levante, un colista muy colista, le tuvo ayer contra las cuerdas hasta que el balón se estrelló en el brazo de un defensa granota. Van Nistelrooy marcó de penalti, repitió después con un remate cruzado y selló una excelente primera vuelta con once goles.

Si los números del holandés son brillantes, los del Madrid -47 puntos en 19 jornadas- resultan lunáticos. Es el mejor campeón de invierno desde que la Liga tiene tres puntos, sistema de competición estrenado en la temporada 1995-96. Con una proyección de las 19 primeras jornadas, ya fuera con este baremo o con el anterior, con más o menos equipos en Primera, nadie ha mejorado su registro desde el curso 1968-69, cuando aquel Madrid mejoró las cuentas. Con Schuster al frente, el Madrid es pura eficacia. Lo mismo da que, al contrario que en otras muchas jornadas, ayer necesitara más ocasiones de lo habitual para superar a su escuálido adversario. Baptista y Robinho remataron al poste y un par de veces los defensas levantinistas barrieron la pelota sobre la linea de gol. Al final, acertó Van Nistelrooy, ya con Guti en el campo y sin Sneijder. El cuento de cada jornada. Ahora, de forma injusta, se etiquetará a Guti como jugador de segundas partes. Más difícil será encontrar argumentos para Sneijder, sin brújula desde septiembre.

A siete puntos del líder se sostiene el Barça, enchufado ahora a Henry, cortocircuitado por el absentismo de Ronaldinho y condicionado por el viaje de Eto'o a la Copa de África. La contemplación directiva con Ronaldinho ha terminado por contaminar al vestuario y destemplar al equipo sobre el césped. El Barça intenta reinventarse a sí mismo, pero con un toque de nostalgia que en nada le beneficia. El club se resiste al cambio de ciclo, por más que empujen Bojan y otros. Sin embargo, a falta de toda una vuelta, cualquier cosa es posible y la inesperada remontada del Madrid la pasada campaña es un precedente bien cercano. Plantilla no le falta; estabilidad y firmeza institucional, sí. De la propia entidad depende.

A rebufo del pulso Madrid- Barça circulan el Atlético -que superó al Valencia con Agüero lanzado-, el Espanyol -perdió en Almería- y el Villarreal -goleó al Deportivo-, tres equipos que parecen cuajados, con vocación ofensiva, con delanteras de mucho nivel.

A una semana del clásico madrileño, el Atlético se apuntó una victoria agónica ante un Valencia caótico que sólo apretó al final, cuando Koeman se inclinó por Zigic. Antes expuso a un equipo sin delanteros. Justo de lo que puede presumir el Atlético, al que Agüero y Forlán han devuelto al podio del fútbol español. Hoy está instalado en la cumbre y con un futbolista como el Kun todo el Manzanares puede soñar.

Lo que no hará ya Víctor Fernández, despedido en Zaragoza tras empatar con el Mallorca.