Pequeños gemelos, grandes números
Van Nistelrooy mejora sus registros y los técnicos dicen que su virtud es que conoce su físico a la perfección
Corría julio. Mientras sus compañeros hacían rondos y jugaban partidillos en uno de los dos campos de la concentración austriaca en Irdning, Van Nistelrooy trabajaba al margen. Los preparadores físicos le habían diseñado un plan de rehabilitación específico porque el holandés había sufrido una rotura muscular un mes antes, el día que el Madrid derrotó al Mallorca y consiguió la Liga. "Vamos, Ruud, que eres una máquina", le animaba a diario el recuperador físico, José Luis San Martín. "Estoy recuperado ya. Quiero jugar", le replicaba cada diez minutos.
Para Van Nistelrooy, el fútbol lo es todo. A nadie del cuerpo técnico le extraña su estado de forma. Ha vuelto a la selección holandesa y se le han duplicado los empeños sobre el césped. No pudo hacer la pretemporada al mismo ritmo que los demás, de los que nunca entran en las rotaciones es el mayor (31 años) y esta temporada ya no está solo al frente del ataque del Madrid. Pese a ello, sus números siguen siendo extraordinarios. La presencia de Raúl no parece haberle frenado. Es más, el siete ha mejorado su rendimiento. Lleva 11 goles (uno más que el curso pasado a estas alturas), seis asistencias (la temporada pasada, una), ya no marca únicamente desde dentro del área (de los 11 tantos, dos son desde fuera del área, algo que nunca había hecho con la camiseta del Manchester).
"Forlán, su hermano y yo pasábamos mucho tiempo juntos en Manchester"
"Su rendimiento siempre ha sido constante. Él es un killer [asesino] de área, pero es muy preciso y tiene un gran disparo. Tener a Raúl al lado le permite moverse más. Por eso está marcando también desde fuera del área", explican en el cuerpo técnico. Todos son conscientes, y puede que Van Nistelrooy también, de que lo que marca las diferencias no es su prestancia física (sus gemelos son de los más pequeños de la plantilla), sino sus calidades técnicas. "He visto a jugadores con gemelos más pequeños hacer grandes cosas. No es un problema porque, además, el tono muscular de sus cuádriceps es óptimo. Su ventaja es que conoce tan bien su físico que puede dar el máximo sabiendo dónde está el límite", comenta uno de los ayudantes de Bernd Schuster.
Detrás de sus 188 centímetros se esconde un gran profesional y un gran vacilón. Menos cuando se le pregunta por Forlán, con el que compartió vestuario en el Manchester. "Pasábamos mucho tiempo juntos Diego, su hermano y yo. Habla inglés a la perfección. Es un chico extremadamente educado y no lo vi quejarse nunca de nada", comenta.
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