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El palacio de Cibeles carece todavía de un plan de emergencia

Daniel Verdú

Dicen que cuando las ratas andan cerca, los humanos están más seguros. Algunos aseguran que estos roedores enseguida huelen el humo de los incendios o los escapes de gas. Así que el nuevo edificio del Ayuntamiento en Cibeles tiene ese flanco cubierto. Según reconoció la propia institución y según sigue denunciando UGT, los ratones campan a sus anchas por el palacio. Quizá por eso, el Consistorio sigue sin implantar el plan de autoprotección que exige la ley.

UGT lo denunció ayer ante la Inspección de Trabajo porque dicen que ya van tres meses desde que Gallardón se mudó a Cibeles con unos 400 funcionarios. El Ayuntamiento, como indica la ley, sí elaboró dicho plan antes de trasladarse al nuevo edificio; sin embargo, sigue sin implantarlo y formar a sus empleados para situaciones de emergencia.

Dice el Consistorio que está en ello y que como máximo el próximo abril estará en funcionamiento. Eso significa, entre otras cosas, que los empleados reciban formación, que los sindicatos tengan constancia de ello, que existan mapas de situación en cada planta y que se nombren delegados entre los empleados para que sea cada uno de ellos el responsable de dar instrucciones en caso de emergencia.

"Esta situación pone en grave riesgo a los trabajadores, así como a los ciudadanos que se personen en esas dependencias", denunció ayer Luis Miguel López, secretario general de Servicios Generales y Policía de UGT.

Dos tercios en obras

El palacio de Cibeles sigue en construcción. Sólo se ha inaugurado un tercio del espacio del que dispone (48.000 metros cuadrados) y el resto no se entregará hasta 2009. Por ello, UGT considera que el riesgo de que se produzca un accidente es mayor y que el Ayuntamiento "está tentando la suerte". "En la obra, pared con pared con las instalaciones municipales, se están usando disolventes y maquinaria pesada", criticó López.

En el Consistorio, sin embargo, insisten en que no hay de qué preocuparse. "Las diferentes zonas del edificio están selladas. Es imposible que un fuego pasase de una zona a otra", dicen fuentes del Departamento de Prevención de Riesgos de la institución. Además, dicen, si se produjera una situación de emergencia serían los vigilantes de seguridad los que se encargarían de evacuar a la gente.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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